jueves, 22 de octubre de 2020

LA CASA

PRÓLOGO

Voy a dibujar la casa
con palabras de arena
y de horas
o de ensueños.
En cualquier caso,
teñiré con colores que surgen del olvido
las paredes de cada habitación,
el semblante oscuro de cada rincón,
la magia de la memoria en cada ventana.

Es un juego, una máquina virtual
que puede despedazar los muros,
agujerear las paredes,
desconfigurar el número de teléfono.

En nada dañaré los ojos de los demás,
dejaré que siga creciendo el musgo entre la piel,
el odio en las cornisas,
las venas de la alergia ribeteando la vida.

No quiero que surjan nuevas batallas
en la lectura apócrifa de este texto,
en la interpretación bruñida por la rabia,
en la búsqueda de enlaces
donde solo hay viento.

Por eso, por favor,
si llegan a ti los ecos de estos versos,
no digas que fui yo el autor.

Deja la incógnita, la duda, la metáfora
de los ruidos perdidos en el mar del tiempo.,
algo así, que pueda justificar el rito que ahora inicio
dejando que mi muerte se pierda,
como tantas otras, en los pantanos de la prisa.

Hazme caso y déjate llevar
solo por el sonido,
no le busques el sentido a nada.

Nada se salva
todo vuelve al inicio.

Y así será siempre.


LA ENTRADA

Se abre la puerta de la calle,
por ella entran y salen los vivos.
Salen los muertos.

Cargan sobre su cuerpo frío
la memoria de sus odios,
los ecos de sus frustraciones,
los remiendos de sus deseos,
y el poco amor que disfrutaron
se diluye en las venas ya vacías.

Allí reposa la despedida,
la última mirada,
el adiós de los suyos,
las palabras absurdas del párroco,
el bastón colgado de la puerta,
las gafas de las últimas lecturas,
los pañales sin usar,
la mujer que les cuidaba en su agonía.

Sale el último muerto,
en sus manos un rosario de cristal,
entrada al cielo en el que nunca creyó
y que alguien colocó
como última venganza.

La puerta se blinda de nuevo
cuando sale el último muerto,
e impide que entre el aire,
se oxigene el sudor
que va dejando el odio,
en las chaquetas y en los ojos,
hartos de ver pasar
la vida sin beber su jugo.

Hall de entrada,
varias puertas,
elegid la continuidad
de la ruina.


LA COCINA

Máquinas que mueven y trituran
alimentos, mientras la boca
mastica qué clase de verdades,
qué tipo de mentiras,
qué odios obvios
o desgracias recalcadas,
voy a soltar esta vez.

Mi dieta está formada
de rotas premoniciones,
vueltas de tuerca al pasado,
láminas de celos
y un aroma a rencor,
que todo lo invade.

Mientras, las ollas a presión
dejan blandos los tejidos
de la carne, la que difunde
en mis órganos
el polvo de los caminos,
ese deshecho del tiempo
que nos tocó vivir.

Sentados a la mesa familiar,
donde ya no queda familia,
ni palabras para compartir,
vuelvo, callado, a observar
las caras que no miran,
que solo buscan el veneno
para una muerte rápida
y esperanzadora.

Tristeza en el postre,
que a pesar de su dulzor,
se carga con la espada
justiciera, imposible de blandir.

Dejemos que el horno
caliente esa ración de verdura,
mientras el lavavajillas,
se carga de platos y cristales,
invadidos por el peso pétreo
de residuos: el aire que respiran.

Orden, limpieza, razones
para vivir en la lógica
que impide emocionarse
si no es con la rabia o con la ira.

Friega cuando terminemos
y sal a la calle con la basura.

Recordad, por último,
que la cocina está llena de cuchillos.


EL SALÓN

El poder del salón está en la tele.
Frente a ella reunimos tierra
que se acumula en el cerebro
y nos frena la emoción
de la verdad.
Se arma el salón
con las gamas de colores
de todas las cortinas,
de todas las persianas
que anulan el sol.
Se puebla sus paredes
de cuadros, imágenes y dioses
que se vuelcan en el placer
de destruir la imaginación.
Hágase la luz y las lámparas
se descolgarán buscando el hambre
de señuelos de aves peregrinas.
Una estampa de la virgen negra,
aumenta su presión sobre mi cuerpo,
desnudo en el centro del sofá.
Hace calor y abiertas las ventanas
entra el veneno del aire,
a transformar el humo del tabaco.
Estamos todos,
está todo, cada uno en su universo,
dejando sus dedos pegados,,
a sus rutinas de teclas,
aislados como monos de feria,
indolentes ante el desafío
de la verdad.
Convivencia de mudos,
sistema perfecto para anular
la razón y la verdad.
Sigo tumbado, hay fútbol,
adormecimiento y palomitas.
Estoy en el salón del hogar,
donde reside la redención
de las almas muertas.


EL PASILLO

Distribuye el pasillo los pasos
y los olvidos, las mentiras
y los escombros.
Abre el camino hacia el portazo,
el encierro en cada espacio,
la gloria de hacer lo que te de la gana.
Estoy en mi habitación.
Ris-ras-ris-ras.
No entrarás porque pisas mi libertad.
Corto, estrecho, oscuro, silencioso.
El mejor amigo,
nunca interviene, nunca denuncia,
jamás delata tu comportamiento.
Me sitúo en el centro de la L
y me siento rodeado de los nichos
personales, los hábitats del desprecio,
el inicio de todas las pequeñas separaciones.
El acceso a la parte oscura de mi cueva.
No os mováis de vuestro lugar, mientras
el yo
- omnipotente yo -
llega inmune de la lluvia ácida de las miradas,
al refugio anti-personas,
que es mi habitación.
Cierro por dentro.
Salvado el pasillo.


LOS BAÑOS
La pureza inmaculada
es la mierda que se desprende
del intestino,
la única pureza material
que preside el cuarto de baño.
Está el desprendimiento,
la desnudez,
la locura del cabello,
el tapón de champú y pelos
retorcidos y devueltos al agua,
la suciedad que se encarga
de darnos la razón de la existencia,
el alma de nuestra vida,
la continuidad de lo eterno,
que se rehace, se rechaza
y se recicla
para volver a mi y a todos,
sedientos de belleza,
en la fría podredumbre del espejo,
envoltorio de plata,
para la piel que huele
a lo que no somos.
Todos pasamos por el baño
y salimos molestos,
por el ruido del aire caliente
que el otro nos dejó como recuerdo,
y su aroma, que es el mismo
que otorgo a mi estancia,
esa débil mortal sin cobertura.

EL DORMITORIO DE MI HIJO
Paso por el océano vacío de su existencia
y no veo más que un vasto dolor y desamparo,
una inquieta pasión por las sustancias,
que busca, adicto y somnoliento
para otorgar el sentido que perdió.
Su cama, deshecha, huele a alcohol y desespero,
filtra la humedad del semen y la orina,
descansa de otros cuerpos oxidados,
que, como él, sudan el hastío y la tortura.
Hay muebles llenos de desorden,
vacíos de emociones y aventura,
desiertos de motivos y razones.
solo quedan el polvo y las colillas,
esperando que una mañana,
entre un viento de derrota,
los derribe de un zarpazo
la razón, el futuro y la vida.


EL DORMITORIO DE MI HIJA

Está vacío,
porque ella no habita en esta casa,
dio su salto vital hace ya tiempo
y se escapó de este cerrojo.
Es la alegría que mitiga el dolor,
la fuente de agua fresca que brota
con la pureza necesaria para eliminar
la energía inútil de otros fracasos.
Alimenta la luz y la esperanza
y deja a su madre con el poso
de la gloria de haberla llevado
en su interior
para prolongar la vida
con sentido de futuro.


EL DORMITORIO DE LA PAREJA
Las cucarachas se abren paso entre las cortinas,
señuelos de la pasión que se desborda,
y una misera canción de negra cobertura,
va en la comitiva junto a ellas.

Unidas inundan los almohadones con leche y calentura.

La amarga sensación del trago a flor de  piel,
se vuelve océano de rutina,
para ensimismarse en el sueño inquieto,
donde insectos de dudas y culpas,
se adueñan del poco espacio
que deja el olvido,
los rencores,
los miedos y el ruido,
el negro olvido,
el brillante olvido...
las cucarachas pasean su cuerpo
entre los vivos,
que quedan
meditando su desesperación,
para mayor gloria del cemento
que cubre la tumba del lejano amor.

A pesar del sol,
el aire es turbio,
la luz incierta,
el ánimo quebradizo,
el despertar inútil.

Las cortinas densas
se nutren de las escamas
de los insectos,
que se abren paso entre ellas.



LAS VENTANAS

Óculos abiertos,

cerrados los huecos

de las entrañas.

Tanto vanos sin ventilación,

tantas almas arañando cristales,

tantos seres al filo del alfeizar,

mirando con distancia la muerte.
¿Son las ventanas los ojos de esta casa,
o, solo muros de cristal sin entrada de aire?
La luz entra como un juez en busca de las verdades
y retrocede hacia el abismo de nuevo,
porque su sustento de razón,
se ha vuelto oscuro y celoso
ante tanta oscuridad.
Limpios sus cristales,
impolutos de cagadas de moscas
y mocos de bebé
o huellas de manos húmedas
en busca de auxilio.
Restos y blancos
sus perfiles de frio aluminio,
hechos con la rectitud de la escuadra
pero ausentes de la curvatura de la vida
que se repliega sobre si misma
en busca de calor y abrigo para el alma.
Cerradas o abiertas, sordas y mudas,
desde el exterior impiden entrever la máscara
y desde el interior, la máscara
se desnuda para verse reflejada 
en el espejo del vidrio.
Haced un hueco en la opacidad
para que un sencillo rayo de luz
se vuelva oxígeno para mis ojos.






LAS TERRAZAS
No tiene balcones esta casa,
nada sobresale de su fachada,
todo queda incorporado en el plano,
en la rectitud gris de su piedra exterior.
Son terrazas que se incorporan 
al interior del edificio
y generan un espacio que es útil
para tender la ropa, 
reposar eel cuerpo al sol,
macetas de plantas obstinadas en secarse,
mirar como los gatos del vecino
cagan en los rincones
y palomas invaden el suelo
con su mierda gris.
Terraza al sol,
donde se me va secando el cerebro,
mientras leo un diario del año pasado
en el que daban noticia
de la muerte de mi vecino
mientras jugaba al tenis con su hijo.
Esta puta vida tiene estas cosas
y todo sucede en las casas,
en todas la casas, en algún momento.
siempre.




CHIMENEAS
está en el ordenador


GARAJE


LA CASA ES MUY GRANDE











martes, 6 de octubre de 2020

La mirada necesaria

 La mirada necesaria brota de las maletas

donde se acumula la ropa sucia de tantas generaciones

que han urgido mirarse a los ojos

para no matar en ellos la esperanza.

Esas miradas azul, verde, roja, seca

irradian desde los espejos cóncavos,

volcados en la búsqueda del más allá,

olas inmensas como el océano 

entre manos ávidas de besos,

sobre labios finos y prietos,

que desprenden mordeduras de sol,

brillos y espejos de luna,

ante el templo de los dioses oscuros.

Los fondos de esas miradas me persiguen 

en la noche, para dejar entre mis poros,

el caldo de cultivo de la desesperación

y el desasosiego:

gotas formadas por lágrimas sucias,

lluvia oscura para humedecer

mis sueños salobres.

Hacen falta

Miradas necesarias para paliar el silencio

y devolver a la tierra su parte de luz

y liberar sus cuerpos atados.

Miradas necesarias para mover la arena

de los párpados,

la pátina de viento pegada a las pestañas,

la flor iridiscente en la pupila,

el último suspiro de papel,

las hojas otoñales empapadas,

el aire, mover el aire,

con las miradas necesarias.


lunes, 31 de agosto de 2020

Autorretratos en la oscuridad



Una camisa, dos camisas, una cara sucia
una chaqueta, dos chaquetas, un rostro oscuro
una nariz, dos narices, un espacio en blanco.

Volver a empezar cada mañana con la misma cara,
la misma ropa, idéntica filosofía
y el miedo absurdo a la nada.






 

domingo, 30 de agosto de 2020

Vómitos

 


Si, querido, ya se que a veces
sientes deseos de vomitarte encima
toda la colección de ácidos
que has ido ingiriendo a lo largo de los años,
y lo haces,
te sientas frente al espejo
enciendes tu móvil
y comienzas a volcar sobre su negra superficie
la magna esencia de los cerebros 
gobernadores de tus empeños
de tus ansias de negar
de tus páginas sucias
de tus entrañas resecas

Todo envuelto en palabras
como éstas que tratan de explicar
que cojones queremos
a estas alturas de la existencia
cuando ya nada merece la pena
porque todo lo que valía
lo hemos echado tuberías abajo.

No importa,
siempre y cuando,
tu vómito
limpie el interior
y te lo deje listo
para la próxima batalla,
perdida siempre,
inútil siempre.

En tanto,
deja que yo
también
pueda morir tranquilo.

Joder,
creo que lo merezco.







jueves, 23 de julio de 2020

Mundo.






¿Importa acaso que se hunda el mundo,
que se investiguen las cuentas en suiza,
o que mis amigos los pistoleros
se hagan cargo de la libertad?

Lo único que importa 
es que esta pandemia produzca 
dividendos
y que no mate demasiado,
no sea que me quede sin clientes.






Madera de pruno.




El pruno agonizó en la noche del cansancio,
murió sediento entre raíces y piedras,
abierta la tierra en grietas de barro,
ultimo testigo de la mudez del tiempo.





 

miércoles, 22 de julio de 2020

Hacia dónde con el mismo mapa




Decía:
Mi lema es enarbolar
siempre la verdad,
hablar sin tapujos,
sin miedo a la respuesta
airada
de aquellos que no soportan
la verdad.

Decía:
no soporto la hipocresía
la falsedad
el engaño
las múltiples caras
que ofrece tanta gente

Y decía más:
Te confieso 
que nunca he dicho una mentira
a riesgo de obtener 
de cada cual
su verdadera esencia:
la ira, el enfado,
el insulto,
el abandono...

Y, tras la vida,
 ahora digo:

"La única verdad es el silencio"

El primer fracaso es el origen





Todos somos hijos de lejanos escombros, 
nacidos de bombardeos,
incesantes aviones cargados de metralla 
y
odio a partes iguales.

Hijos del viento arrastrando polvo rojo,
ladrillos muertos y polvareda caliza,
desprendida del muro vergonzoso
que reparte sinrazón en todas las palabras.

Hijos ametrallados por el hambre,
cegados por la luz del estallido inicial,
y
dolor de oídos con la injusticia,
gritos agudos cargados de asco.

Hijos solos de otros hijos solos,
cantos rodados brillando entre el lodo,
camino de la tarde donde llueve plomo,
y
silencio en dosis necesarias.

Hijos hoy, padres mañana,
dirigidos por el empuje de las armas,
el comercio necesario,
el mismo que dirige el general
que ordena no retroceder
seremos fusilados.

El horror del primer huevo.







martes, 14 de julio de 2020

Olvidamos tus ojos.



Todos adorábamos tus ojos,
mirábamos su vuelo,
como águilas de fuego,
que surgen de la bruma,
con silenciosa hacha,
forjada entre su pico,
para abismar en un pozo,
la montaña de besos
que construíamos al verte.

El espacio y tus alas,
la boca y los abrazos,
el sabor de tus pupilas,
las miradas millonarias,
el corazón y las manos.

Todo en tus ojos,

Olvidamos tus ojos
y ahora somos
apenas una ráfaga de viento.






Perplejidad.




Ausente tu rostro, lejano y bello como el aura de la espuma entre aquella emoción contenida en los días enmarcados por las huellas de tus labios.
¿Qué sueño encerraba tu rostro, qué cadena, qué máscara incrustada en las curvas de tu piel tan bella siempre, tan gitana?
Hay espinas de olvido enredadas en las curvas del cabello, tu melena oscura que atrapa la imaginación y escribe signos de pasión.
Interrogo al mismo demiurgo que vivía en tus pulmones, que brotaba en cada inspiración, en cada beso. Y no contesta.
Nadie sabe donde habitas, donde duermes, donde bebes tus cervezas encantadas, donde comulgas o donde cuelgas tus vestidos a secar.
Todo el tiempo que empleamos enredados, con las manos sumergidas en deseos, ahora es solo un calendario y un cuaderno roto.




sábado, 27 de junio de 2020

Mesa desplegable.




Hace años que no hay libros sobre la mesa, ni cuadernos en sus cajones abiertos, ni música abrazando su arquitectura de pino y barniz. Hace años que no descansa mi cabeza sobre mis brazos apoyados en la meseta de su cuerpo. El mueble se arrincona en el fondo de la habitación y dormita su sueño de letras y poemas, su rota esperanza de comunicación.
En su falsa eternidad inamovible, en su discurso equilibrado y orgánico, en su aparente sencillez arrancada del bosque y arrasada por la máquina, en su belleza de escaparate, en todo su ser, hay vida, aún esperanzada, anhelando el vuelo de las garzas y sus plumas, el viaje que inicia la imaginación y termina en líneas de grafito entrelazadas, el paseo de los seres que surgen de las páginas y se abalanzan en la noche de los pensamientos, en otras manos y otros dedos, en todos los ojos que se engarcen en sus curvas y dobleguen los segmentos y los vuelvan arcos y flechas tensados hacia el viento, al otro lado de la casa, al otro lado de los sentimientos.


Máscara.



Entre tu piel y mi carne está la máscara ósea,
principio y fin de mi rostro,
ausencia de músculo,
ella,
comprende  las emociones que me lloran,
sufre las consecuencias de tu llanto,
 doblega el dolor y la rabia que siento,
 sin poder ser partícipe de su ocultamiento,
de la vuelta al pasado,
 para no dar el salto al futuro.

En esto se resume el oficio de actor,
el mensaje que cubre su escenario,
todo la gramática que revela la escucha,
la energía que hace saltar sin miedo,
donde vuelca el deseo sin culpa,
se baña en el mar de las lágrimas
y goza de la mezcla de ritmos
que fluyen húmedos y benditos,
de los cuerpos.

Con la máscara rígida no hay sentimientos,
los vacíos de la máscara destapan las ruinas,
la arquitectura de la máscara conforma el paisaje,
el dolor de la máscara maneja la mano
para desplegar las velas que, sin viento,
empujen el barco mar adentro.

Hacia el horizonte de lluvia,
hasta el desistimiento
y la huida.







viernes, 26 de junio de 2020

Ventanas rotas



Ha sido el viento, la tormenta de fango y el fragor de los truenos,
todos ellos juntos, dentro y fuera de mi, 
los que hicieron saltar en pedazos los marcos de las ventanas,
los que hicieron añicos los cristales,
los que dejaron al descubierto mi casa,
abierta a la lluvia y los relámpagos,
inútil ante el ataque brutal del enemigo.

Me ha dejado desnudo, sin abrigo,
sin cubierta para esconder mi cuerpo,
expuesto ahora al frío, al viento, a la intemperie.

Intento cubrir mi piel con trozos de memoria,
con recuerdos de antiguos abrazos,
con sueños que duraron dos días,
con amores perdidos para siempre.

Pero el viento no ceja en su empeño
y mi casa se abre a la destrucción,
como una granada que derrama su semilla,
sin vuelta a la calma,
sin esperanza ninguna.

(Termino el texto, y mañana, cuando vuelva sobre él, para reconstruir el daño en los muros y cimientos, me daré cuenta de cuanta desolación brota a veces desde el fondo, sin pretenderlo)




Inseparables




No importa lo que diga o piense,
nada de lo que manifiesto es verdad,
todo es una dualidad permanente,
ida y vuelta en la misma vía muerta,
sin escapatoria hacia un atisbo de luz,
sin razones, ni emociones,
los dos están en mi, son yo.

Sin vencedores ni vencidos,
sin miedos, ni pasiones,
solo hechos,
actos impuros, duros,
dolorosos, implacables,
dañinos para mi
y para todos,
tóxico en la medida
del veneno que ingiero,
ardor de estómago
u, odio a raudales.

Inseparables, ingobernables,
no se pueden educar,
solo piden dinero y asco.

Eso siento.

jueves, 25 de junio de 2020

Mejores amigas.


La soledad es el principio básico,
mi eterna compañera, mi mejor amiga.
Entra en mi casa desnuda y yo, 
me desnudo ante ella,
le rezo mis mejores canciones
y acaricio su piel de enferma,
de ser delicado y auténtico,
me habla con su silencio,
me oye disertar entre la niebla,
me ruega adhesión y fantasía,
 se deshace en halagos sobre mi,
 hace el amor entre mis manos.

Llega la soledad a mi cuarto, 
y siempre viene acompañada, 
es así de educada y cariñosa,
algo trae entre sus manos,
su regalo de amor,
una botella de ginebra,
y varias latas de cerveza,
ella sabe que adoro el alcohol,
con su presencia la vida hierve,
todo el ardor se despliega ante mi
y se convierte en el único ser que no me insulta,
que no me rebaja a la categoría de gusano,
que no me critica.

Mi soledad, mis botellas y yo.

Unidas para siempre,
como las mejores y más tóxicas amantes que he tenido.



Lengua tóxica


Llegué a pensar que era verdad cuanto decías, creía que tu voz, como una roca, era firme y duradera,
la necesidad de oír de tus labios la verdad, la que me daba los créditos que anhelaba mi boca, era la paleta de colores que daban a mi vida magia suficiente como para tener esperanza y otras poderosas razones para no odiar, para querer, para sentirme vivo y volar contigo entre los frutales de tu huerta,
pero en los tiempos oscuros, tu palabra se hizo tripa ardiente de perro que babea buscando un hueco donde dejarse llevar por el instinto de morder la carne ajena. Arrancando mi corazón del hueco de mi pecho, levantaste con tus dientes la piel transparente de mis sueños e hiciste con mis deseos un amasijo de fibras sanguinolentas, amarrado a tu incisiva decisión de moler a palos las mentiras, la poca conciencia de mi ser, vivo con la humildad de un trébol.
Ahora te miro, cierro mis oídos a tus ruidos y me sumerjo entre la alfalfa fresca que me acoge con su triste humedad y su verdor, para dejar entre mis huellas una dulce sensación de sencillez.
Ve allá, al mundo que te zarandea y te levanta en el mismo cadalso cada noche, que yo, inútil ser de nada entre la nada, no quiere ser más un juguete roto en medio del asfalto, para ser el objetivo del ejercicio de tiro de los de tu estirpe.



miércoles, 24 de junio de 2020

Boca del metro



Me dejaste tirado entre basura, en la entrada del metro, cerrada y vieja mi boca, buscando el aire de la noche, sorbiendo el último trago de cerveza y lamiendo con mis ojos la máscara blanca de la coca, mi respiración y mi mirada resecas y perdidas, ausentes entre el dolor y la rabia, entre tu pesadilla y mi delirio, 
dame la espalda, que sienta el desapego y los adioses grises, mientras entre los nudos de las nubes y la luz plata de la luna, se despide para siempre el deseo de ser lo que no pude y de tener lo que no tuve, 
solo hazlo despacio y sin dolor, que ya se duerme entre mis brazos la desesperación por no haber entendido que este sufrir será en vano, tanto grito para que nadie 
escuche. 
La ciudad se encierra en su laberinto, al verme salir nadando entre antenas y montañas de rascacielos, ajena al pecado, bella y feliz entre el rescoldo de mi 
sangre.


Mirlo muerto

Mirlo muerto, muerta ave que transpira soledad e infierno,
eternidad desde su cuerpo muerto, deseo de venganza,
muerta la paz sin justicia, mirlo muerto, muerto y negro,
pico naranja, pico muerto, ya no canta la madrugada,
patas rígidas de mirlo muerto, plumas negras,
brillando la muerte entre las alas yertas,
muertas plumas negras de mirlo muerto.
Deja entre mis ojos la muerte negra,
que recuerde tu mirada negra entre la mía,
pátina de cera negra en mis pupilas,
muerte negra de mirlo negro,
de mirlo muerto,
Secas pupilas y reseco plumón
que respira aún la última mirada
del asesino a sueldo.





martes, 16 de junio de 2020

Días y cuerpos.

Los días, parecen no querer tener copia de tu cuerpo,
esa doblez de tu vida que se puede encontrar con alguien,
disfrutar del tiempo y poder vivir.
Para qué dos cuerpos, para qué dos vidas,
si con una ya hay suficiente fracaso.




jueves, 19 de marzo de 2020

Quinto día

Quinto día de confinamiento
por el decreto del estado de alarma,
que el estado de derecho
ha creído conveniente
y poner a todos los vecinos,
de cara a la pared del salón
donde está la tele.
Al parecer un virus coronado
está dando un paseo por el mundo
dejando en este viaje un reguero de hijos,
renegados y furiosos,
que llueven sobre la nariz de los humanos
haciendo trizas sus pulmones
y llevando a miles a los infiernos.
De paso se cargan los dineros
y los paseos y las tiendas
y el modo de vida que nos tenía tan contentos.
Virus contra virus
a ver quien sale vencedor,
quien es más fuerte:
¿El humano o el coronado,
el villano que desoye a su planeta
o el rey de los virus que es sordo a todo?
Allá vamos,
dejándonos la piel en el intento,
sin saber aún,
quien desató el invento,
si un salvaje animalito
o un salvaje ser humano,
deseoso de quedarse con todo
entre sus manos,
da igual que sea
materia viva o almas de muertos.
El objetivo es ser el primero
en vender la vacuna
que aplaque a los coronados
y deje sin dinero a los humanos.

(Lo siento, estaba todo preparado,
dejé la ventana abierta de mi laboratorio,
hermano. Es la ventaja de ser el primero.
¿Has leído la historia de los seres humanos?
Está todo dicho:
no tenemos solución)


Tiempo después...

Mi querida amiga Eufemia
Te comunico una cosa
No vayas a la academia 
Vos que sos tan estudiosa
Porque hay una epidemia,
De virus, tan peligrosa,
Que como se haga pandemia
Será supercontagiosa! 

.................................

Ya estamos desescalados
Todo bien, supercontentos,
Salimos con los amigos,
A compartir alimentos,
Para que jueguen los niños, 
Que vean a sus abuelos, 
Pero aún nada de besos,

Porque es muy peligroso,
El contacto con los otros, 
No sea que haya contagio
Y de nuevo al confinamiento. 

..........................







martes, 4 de febrero de 2020

Despedidas.


Había un punto de trágica belleza en la escena
y algo extraño sucedió:
sentí la presencia de mi padre
acariciando la cara de su mujer,
ya perdida en su demencia,
mientras mis ojos fijos,
miraban a mi madre,
cercana a su muerte.

Besaba su cadavérico rostro
al mismo tiempo que yo.

Solos los tres,
nos estábamos despidiendo.

Algo que no hicimos con él.

martes, 28 de enero de 2020

entreme donde no supe...SJC

Marcaban las seis.
Las sombras prolongadas de las cosas
y los otoños
se venían hacia nosotros,
acosando las ramas desnudas
y el placer.
Momentos mas allá.
donde los pétalos violetas
se desgranan de sus flores,
un suspiro de dolor
axfisió la luz tardía
de un día ceniciento.
Allí estuvo mi mano,
acusando con sus huellas
la verdad y la leyenda,
recorriendo con su tacto
el terreno descosido, desconocido
y ausente.
Donde no supe...
Entreme...
Y un sudor frío me recorrió
la frente.

lunes, 27 de enero de 2020

la basura, o parte de ella

Bajo con mi bolsa de plástico
llena de bricks y botellas
y latas
organizadas en mi cocina,
dentro del cubo para el reciclado
de todas esas cosas.
Me lo recuerda el ayuntamiento
día si, día también.
La bolsa es verde, verde césped,
verde yerba, verde musgo,
verde esperanza.
Lleva un nudo hecho con sus dos asas,
como una corbata pajarita,
de etiqueta,
que cierra su boca y oculta su contenido.
Cuelga de mi dedo índice de la mano izquierda,
como una ligera compañera,
que viene a dar un paseo conmigo
hasta el contenedor amarillo,
amarillo trigo maduro,
amarillo sol,
amarillo margarita o genista también.
Abro su portezuela
y. en vez de poder depositar allí
mi amable compañera verde ojos de tigre,
sobre fondo campo de Castilla,
comienzan a brotar a borbotones,
como una vomitona multimatérica,
todos los envases que obedientes vecinos
han ido dejando a lo largo de la semana,
una montaña que se me abalanza,
se adhiere a mi cuerpo,
y me hunde entre sus pequeñas fauces
de aluminio, hojalata o polietileno,
polestireno, policloruro o polipropileno.
Mi mujer se desgañita desde la ventana de la cocina,
pero no la oigo,
solo veo su pequeña imagen que se desdibuja
mientras soy incorporado al fondo de la cueva,
junto a los PET O HDPE,
los mejores amigos del hogar,
que esperan ansiosos para devorarme.










Desierto

¿Arena en la ciudad?
Se acerca el desierto
y aún no hemos puesto
los cerrojos en las ventanas.
Suben las dunas por las escaleras 
y en la puerta de mi casa ya no hay macetas,
ni agua para regarlas.
De esto hace mil años, 
o cien, ya ni sé.
Mis ojos se han llenado de sílice 
y al rascarme me escuecen las llagas de los párpados. 
¿Arena en la ciudad?
¿Cómo no nos dimos cuenta
mucho antes,
cuando dejaron de gotear 
los tejados
y perdíamos el tiempo
con las pantallas de la irrealidad?

domingo, 26 de enero de 2020

Simetría en tu vientre

Vi entre el oscuro prodigio de tus labios tus besos

Besos y labios en ese oscuro prodigio de tu vientre

Vi entre las manos húmedas de sal, tu piel

Piel de sal, mis manos húmedas en tu vientre

Vi entre la mirada de deseo, tu respiración

Respiración de mi deseo al mirar tu vientre

Vi entre la piel y mi sed, tus ojos

Ojos, sed y piel para tu vientre

Vi entre el agua y la espuma, tu risa

Risa de la espuma vencida en el agua de tu vientre

Vi entre el reloj y el anhelo, el amor

Cuánto amor , deseo sin reloj sobre tu vientre

El lienzo en blanco (De "Zurita")

Dejad delante de los ojos de la mente, un lienzo en blanco, e ir dibujando en él esta colección de imágenes, inspirada durante la lectura del libro de Rául Zurita.

Peceras flotando en el aire con líquidas ciudades dentro. Fuera, peces extraños mirando.

Conos volcánicos, vueltos del revés, erupcionan máquinas, tornillos, botellas de plástico.

Sobre fondo negro, bocas abiertas vomitan estrellas y puntos de luz.

Puntas de lanza emergen del océano.

Corazones blancos vueltos del revés, destilan líquidos rojos, y verdes y de todos los colores.

Cara sin ojos. Cuencas con lápices surgiendo de ellas.

Parejas de cuerpos desnudos puestos de espaldas, atados, nadando en el aire, surgiendo del fondo de la tierra.

Campos de almendros cayendo al mar, sus raíces arriba, portando entre sus entrañas esferas de acero.

Frutas doradas que se abren y depositan su carga de despojos humanos en esas mismas orillas.

Libros abiertos como tiendas de campaña sobre rocas grises.

Montañas de cristal, nevadas de vidrios rotos, casas de barro y ciudades de cartón que se derrumban al paso de la riada de escarcha, que inunda las conciencias de los destructores de cuerpos.

(Es una muestra de la capacidad evocadora que me produce ese libro excepcional)









viernes, 10 de enero de 2020

Ahora es nada.

Ahora es nada.
Un nuevo círculo de espejos anhelantes de dolor, gira ante nosotros con la furia de un ciclón y recorre en menos de un segundo, la jaula especular donde yacen los cuerpos vivos, memoria presente del pasado y deseo sin futuro.
Nos aturde la veloz carrera que violenta el aire, nos traspasa el frío que cabalga entre las nubes desplegadas cuando baila y nos amarga con el triste sabor de la ceniza que dejaron libros abandonados en anaqueles de la historia.
Me graba un surco en la piel el ácido que emerge del ruido de tanto movimiento imprevisible. No es dolor lo que se siente, es una cobertura rígida del imposible sueño  de entender. Comprensión sin más, palabras que ruedan desde el centro del giro y brotan en espiral ante la inútil necesidad de conocer.
Es ahora, es nada.
Inútil descargar de la mochila el paquete que acumula las palabras, más aún, entender que significan y ya imposible saber que representa este alarde de nadas circulando a la velocidad de la luz, a la búsqueda de los enlaces necesarios que den sentido al día, a este ahora que ya no es nada.


Es lo normal

Lo normal no es más que la rutina,
los hechos diarios elevados a ley,
porque sin ley no hay orden y sin orden
no hay mas que feliz anarquía
de lo inesperado, del azar
como pegamento del suceso vital,
que amalgama un día tras otro
con desenfadada alegría,
o
todo lo contrario.
Es lo normal.