lunes, 30 de mayo de 2016

El vacío

El alma -una de esas cosas que vuelan-
aborrece el vacío.

Sola, en el mundo de lo inexistente,
hacia la nada, dolida.

Su conciencia de no ser amada,
deja huellas.

Uno es algo, no lo sabe,
qué puede hacer para saberlo.

El alma busca tu asentimiento,
para que puedas ser.

No sabes que decirle
apenas tienes respeto por ti.

Mientras, falleces cada día,
y ella, más fuerte, te mira.

¿Esperas algo? te dice.
Simplifica: solo placer.




La verdad

¿Quién corroe tan ciegamente las venas de mi cerebro,
quien me da la señal oscura del túnel de los sentimientos.
quien es quien quiere quedarse con mis pensamientos,
quien me presta la gramática para poder romperlos?

De nuevo el doctor Glas me habla desde la lluvia:
No creas que lo planificado era que comprendieras nada,
si ya comprendes esta primera frase, no sigas,
ya comprendes demasiado.

La verdad en estado puro te quemaría,
entonces, no es bueno que la conozcas,
está, como el sol, a la distancia justa.

Déjate llevar por el inconsciente,
es mil veces mas poderoso,
que eso que llamas razón.

Y, además es el que decide,
después tratas de entenderlo
y razonas las consecuencias.

Ante todo, querido Borges
serenidad, sabemos tan poco,
mientras....
nos engañamos con palabras.





La ley

Calle abajo va la ley
en busca de los que callan,
les otorga el derecho
de conseguir más silencio.

Vestida de ceremonia,
con sus modos educados,
con sus pasitos medidos
va lenta, pero infinita.

La ley parlotea sola,
nadie entiende su jerga,
solo los que la inventan
saben para que sirve.

La ley es absurda
dice el doctor Glas,
su paciencia y su moral,
circulo de tiza.

Entra en él y verás
como te sientes,
con arena en la boca.
Rechinan los dientes.





viernes, 27 de mayo de 2016

Me quedo en tierra

Se paran los aviones cuando llego al aeropuerto,
no existo para ellos, se han mudado al verme,
me ignoran y siguen su vuelo eterno por el mundo.

Se rompen los motores de los buses esperándome,
sus ruedas se desinflan cuando me ven llegar,
me dejan tirado sin billete, en las cunetas .

De los barcos nada cuento porque no se donde viven,
se escapan de los cuadros del museo cuando les miro,
me llevan millas de ventaja por esos mares de dios.

Los coches no se hicieron para mi, quizá los taxis,
que nunca logro tomar por las colas que se forman
y, acaso, camino hasta mi casa, lloviendo a mares.

Hoy he visto pasar un grupo de ciclistas con casco,
cargando sus mochilas con ilusiones y mucha agua,
para el viaje de ida y vuelta y a mi, ya  no me esperan.

Cómo he de viajar para ver mundo,
eso que hace tanta gente, me pregunto.
Nada. Me quedo en casa y me aburro.

No me resigno. Me he puesto a andar
y a ver donde me lleva este yo,
este ser, tan inútil peregrino.












El hielo

Miro alrededor y siento el hielo,
una capa dulce de hielo dulce,
la memoria del frío en los párpados,
el silencio en la pregunta exacta.

El frío en las corrientes huecas,
la negrura del helado paisaje,
la nostalgia del abrigo gris,
las señales del humo lejano.

Nada de todo esto se añade,
al revés, retrocede la mirada
para elevar vientos de soledad,
para regar el aire con más azul.

Necesidad de la magia,
búsqueda de la energía,
amanecer sin duelos,
retroceso del violeta.

El hielo funde el hielo,
necesario para la vida,
amor de labios fríos,
viento nevado a ras de suelo.

(si miro atrás y releo
¿qué he dicho, a ver?)


miércoles, 18 de mayo de 2016

Ya la nada

Miro sus ojos muertos,
fondo blanco de la nada,

hablo a sus oídos secos,
túnel oscuro de la nada,

toco sus manos yertas,
piel, grietas de la nada,

recuerdo su voz de ayer,
hoy, suspiro de la nada.

Vuelve ya a la nada,
estos sentidos de la nada.

Ya nada tiene sentido.

martes, 10 de mayo de 2016

Venganza

Las geometrías de las sombras ensanchan
la oquedad del vacío que se cierne.

Anilla los mirlos como estampas
en los cauces y en los bordillos.

Deja solo en el aire los abrazos
se un cuello de botella y no respires.

El cercano fin de todas las pieles
se expande entre la abulia y la gula.

Las especies no hablan, miran
como el fondo se hunde más abajo.

Retoma el pulso del insecto
uno con el mundo abierto siempre.

Pero, has de saber, que ese mundo
reniega de nosotros y la venganza.


Nada más...

Nada más,
acercarme a las ramas
para colgar los ecos elásticos de mis recuerdos
doblar las esquinas metálicas,
armas negras de piedra blanca,
leyes,
arbitrios,
máscaras en letanía de sedas.

Despertar donde el gorrión muere
salpicar de plástico
su casa
desaparecer en el petróleo.

Envolver el cuerpo de los mares
con láminas de carbono
los ojos
para morir al tiempo

Desterrar para siempre el amor
como un glotón de espacio
las manos
secas y vacías. Yertas.

Nada más,
volver de las ramas
habiendo colgado la memoria y el deseo
hundir las calles a mi paso
muebles con cenizas
basura,
asfixia,
las verdad nos hará muertos.






lunes, 9 de mayo de 2016

más música

Intento emerger desde el fondo hasta la superficie,
cargado de plomo en los bolsillos
e incapaz de rebelarme contra este agobio
que nos va aplastando poco a poco,
lentamente,
pero con implacable obsesión por convertirnos
en sujetos adocenados
y esclavos al servicio
de los ajenos intereses
que nos gobiernan.

domingo, 8 de mayo de 2016

Los pinos centenarios

Niebla en el monte, que asciende hacia las rocas,
frío en el paso de los caminantes por la sierra,
palmo a palmo, elevando sus pies hacia la cima,
recorren  la  verde senda húmeda entre arroyos,
que arrojan en cascadas sonoras la nieve derretida.

Hunden sus botas en el barro, en las tollas
orilladas bajo las almas quejosas de los pinos,
respiran hondo, beben agua y remontan su cansancio
hasta el canchal de rocas desguazadas por la cima,
cascada pétrea pintada con el verdín de musgos,

Textura del drama de las tierras milenarias,
henchidas de equilibrio y de belleza para  asombro
de hombres y mujeres, que encaramados a lomos
de montañas, sujetas por raíces centenarias,
consiguen coronar la pendiente donde moran
los testigos mas antiguos de estos bosques.

Cerro Pajoso, meseta con hilachas de niebla,
altura donde  las reses pasean su sombra de paz,
observando, mientras pacen, los pasos del cansancio.
del que llega, buscando los pinos centenarios.

Un  poco más arriba, en la pendiente loma,
surgen, enhiestos, entre las aristas del granito,
los seres vivos más longevos del planeta,
con sus  ramas retorcidas, imagen pura del drama,
de su lucha contra el viento, anclados en la nieve,

Aguantan sus bellos corpachones hacia la luz,
acículas y maderos, líquenes y cortezas,
moradas de insectos, nidos de águilas,
abrazos del sol, pulmones de la tierra.

Asombro del caminante, que viene a respirar
y vuelve la mirada hacia el suelo, hacia el cielo,
alimentos únicos del árbol que sustenta,
todo el ciclo de lo que permanece vivo.
Sin miedo.









martes, 3 de mayo de 2016

Los cubos

Imagino el fondo oscuro.
Sobre él destaca un cubo,
formado por líneas de color,
sogas creadas por hilos,
semejantes a trenzas vivas,
que se funden en otra dimensión.
Bailan, giran suspendidas
en ese negro espacio
y generan movimientos,
bailes cósmicos con tul,
envolviendo el volumen
de su mística con luz.



El impulso

En el espacio en que habitamos
se mueve en círculos el impulso,
camina enhiesto, rápido, seguro
y entra en las neuronas a bailar.
Conocedor de nuestras emociones
se alza sobre las punteras y utiliza
armas decisivas para afilar la fe,
la pasión, motivación, el ánimo.
Dos saltos en su trampolín,
suficientes para tomar aire,
volcarse de lleno sobre el lecho
de gloria y deseo, bajo sus pies.
Cae, introduce las manos en los ojos,
los abre, cercena miradas ceniza,
para volar sobre las almas,
objeto de las burlas de los muertos.
El impulso vive,
dejándonos su huella,
en el mar
de los anhelos.



lunes, 2 de mayo de 2016

Tiempo y miedo

Más tiempo para el miedo,
dedicado a la mejor oferta.
Una bruñida lámina de bronce,
ofusca la mirada y asusta.
Impide sentir el aire de las cosas
flotando entre conciencia y ser.
Una capa negra de silencio,
agrieta los sonidos y encoge.
Anula la capacidad de oír
lo mejor de la respiración.
Más miedo que no hay tiempo,
ni siquiera para salir huyendo.
El traje de cartón y alambre,
ahoga la piel con su hechura.
Colapsa el calor, los pellizcos,
aumenta el sentido y lo tortura.
Una aguja con hilo de oro
cose los labios y la lengua.
Prohíbe el sabor de los besos
para abandonarlos en el bosque.
Tiempo y miedo anudados
en su viaje hacia la muerte.



Doble dolor, doble conciencia

Doble conciencia, dolor doble.
El árbol se aferra a sus raíces,
para seguir vivo en su desierto.
No clama por el agua. Su sed
contagia la libertad del tren,
Sus ramas se buscan entre olas
de sal y cuerpos latiendo,
enlazan el aire con el ritmo
y los corazones claman solos
en la sala de operaciones,
cuando ya no hay remedio.
El doble dolor de la conciencia
como un virus, se ancla en el quirófano
y deja los residuos latiendo
en las cortezas de tantas vidas,
millones de  árboles enfilados
en las carreteras, como postes,
comunicando sus aullidos
de soledad y ansia de paz.
Luz de soles oceánicos,
navegando en las pupilas,
de sus hojas abiertas en canal.
Volver a ser uno solo
con todos y bosque útil
cercado por campos sin dudas.
Doble dolor por ser consciente.