martes, 30 de mayo de 2017

No sería acaso...

No sería acaso gran maravilla morir un  día como hoy. Louis Aragon

Golpes y golpes y golpes y más golpes,
siempre golpes, agrietando el aire hasta dejarlo con la sequedad del antiguo fondo de los mares.

Golpes y golpes y golpes y voces desencajadas,
en la eterna condena de lo que ya no tiene solución.

Golpes y golpes y asco a borbotones,
vomitonas de odio sobre todo lo vivo.

Golpes y desolación hasta parir la muerte,
parir la muerte,
y que ella,
deposite el fruto de su vientre,
aquí en el cuenco acuchillado de mis manos,
para
morir hoy, por ejemplo.

No sería acaso
gran maravilla
morir 
un día como hoy.

Para no volver a oír golpes y golpes y más golpes.

He abandonado la esperanza...

He abandonado la esperanza junto a un mecanismo de relojería. Louis Aragon

Minutos perdidos mirando ese escaparate, tras la niebla de la desolación.

Sé, que al llegar la vieja con su rueca, se abrirá el pozo de sus dientes,
ese pozo de Murakami, que no ofrece más que un solar de sombra,
y, de forma inadvertida, nadie escapará de las fauces de su misterio.

Clavados los ojos en el inmenso cristal de falsos coloretes fríos.

Sé, que una vez incluidos en el listado de los perplejos, 
la solución se vuelve torva, como una incógnita sin despejar,
imposible de amarrar con ella, la poca luz que se derrame.

Inertes en su corpulencia, bendecidos por las revistas de moda.

Sé, que tan solo es necesario que escuchemos la sinfonía gris,
la que incluye los solos de gargantas, enmarcados por la sombra,
para creer, al menos una vez, que nuestra presencia es la enemiga.

No llevan relojes en sus muñecas, solo minúsculas partículas.

Sé, que aún con mecanismos perfectos, medidas del tiempo,
nadie sabe con rigor, a qué porción de la materia lloraremos,
a qué abandono remitiremos la basura letal de la esperanza. 


Caballeros del huracán

 Caballeros del huracán 
Qué hicisteis de vuestros guantes
Louis Aragon

Se ha posado la luz amarilla sobre la mansión de los espejos,
las ruinas de sus abetos se manchan con el hollín del azogue.
Una nube de acero herrumbroso se yergue solitaria
y amenaza con hundir en lodo los cimientos de la casa.

Todo se juzga pequeño ante la inmensidad de la amenaza,
nadie se salvará de los incendios que arrasan voluntades.
Más allá de la esperanza, solo resta la revolución del arco
y, por ello, la salvación es una cuestión de desconsuelo.

El huracán se acerca con su imagen de persecución,
y si los caballeros bordaron miniaturas en sus guantes,
para acallar la virtud de la evasión sobre las nubes,
será entonces esa, la revelación de la llegada de la luz.

Una cerca de odio, un espasmo de amargor, una agonía,
quien guarde entre nosotros la belleza de sus dedos enfundados,
tendrá al alcance de la vista, las notas de aquella melodía
que forjaron, mientras sus aceros brillaban en la noche.


jueves, 18 de mayo de 2017

Articulo de fe

A las seis de la tarde,
resuenan las cuchilladas de la última noche,
nubes clavadas sobre nubes de sombras,
graznidos de  autopistas.

No se si el sobre blanco vacío sobre la mesa,
va a llenarse con ceniza húmeda,
de  lágrimas de los ojos,
que ardieron con la lectura de la resignación.

El vendaval de artículos de fe y  señuelos,
vive a costa de la conciencia,
monstruo que  condena al eterno infierno de dudas y  culpas.

Aún hoy, no sé si el hombre que castigó los libros,
con años de reclusión en  cárceles,
con enredaderas de acero y suplicio,
es aún el que domina la historia,
construye a su alrededor la filosofía
convertido en un trozo de rayo.

Arma perfecta para arruinar cualquier atisbo de sentido,
él, engendro y dueño, sigue resentido con los villanos,
que se arrastran buscando un hueco en los almacenes
y en las tarjetas de crédito.

Aún la utilidad del dinero,
a las seis y pico de la tarde,
me devuelve a la tranquilidad
de que pronto volverá la ruina
eterna.

Y vuelta a empezar:
un circulo de absoluta mentira,
o aun ni eso será cierto.

Nada es cierto.
Todo se lo debemos al vacío.

Solar asolado

La montaña, su musculatura,
el viento que azota la belleza del vencido,
la pisada granítica sobre los rostros de las ciegos,
el amor que cree en la nube vendida a su reflejo,
la espera del halcón en los cables del teléfono,
el arroyo que desborda cimientos de dormitorios,
una ráfaga de sol sobre las hojas de los sauces,
el legado místico en cruces de carne lacerada,
la montaña, su derrumbe,
todos los seres ausentes...

los amantes...
(mientras el poder del todo se derrama endemoniado
al sucumbir la inocencia y el fervor)

...vuelven a salvar el sueño de su libertad,
la  elegancia de la esperanza,
la imposibilidad del error,
la ausencia del poder,
la blancura de sus miradas,
el verbo hecho dolor,
el lenguaje desconocido,
la traducción de signos en la memoria.

Solar asolado por la desesperación.
Soledad

Por fin la soledad,
tras ella,
solo la muerte.



martes, 16 de mayo de 2017

El silencio, de nuevo

El silencio, de nuevo,
esa capa gris que cubre los muebles viejos,
en los años de ausencia,
en el vacío del hogar,
se ha vuelto a posar en los cansados párpados
y ha dejado su pátina de amarga niebla,
negando los perfiles de las cosas.

Y las cosas han dejado de existir,
han perdido su nombre,
su brillo se ha apagado,
sus bordes ya borrados.

Dejado todo, de nuevo, en el abandono.


Lo sé.

Si, lo sé.
Camino solo.
Nadie vuelve sus pasos hacia mi sombra.
Me alejo del tiempo y los deseos,
porque amo la soledad.
¿A quien puedo ofrecer
la trágica presencia que me asfixia?
El único y verdadero drama que me ahoga.
El ser que vuelca en mi toda su rabia,
porque no sabe hacer otra cosa.
Si, lo sé.
Camino solo.
Porque...
¿quién iba a querer lo que yo soy
o lo que yo tengo?
Ni siquiera yo.


Vacío

Somos entes vacíos.

Cúmulos de partículas elementales,
nos atraviesan como flechas que viajan
desde el pasado
y se alejan hacia el futuro...
dejando nuestro absurdo,
virgen y desangelado.

En tanto,
dejamos de amar
y bautizamos el odio,
métodos eficaces
para seguir vivos.

Somos vacío,
vacua ilusión, mínima existencia,
hasta creernos inmortales,
portentosos entes,
creados para la trascendencia.

¿Qué?

Vacío y ansia de poder en un solo punto de nada.

Somos y en ese ser,
creemos ser,
y no somos nada.