lunes, 30 de marzo de 2009

Esas cenas...

La cena no fue nada del otro mundo, vamos, mas bien, un poco escasa de sabor e imaginación. Pero no importa tanto la cena, si los cenadores y cenadoras-en Canarias, senadores y senadoras- se enrollan y cuentas historias divertidas, estimulantes, amenas. Y, la verdad, hablamos mucho, de muchas cosas, del sistema de la vida, de las ofertas de la vida, de la ausencias en la vida, de los amores de la vida, de todo y de nada, intentando de nuevo, explicar el sistema, que de por si, carece de definición.


domingo, 29 de marzo de 2009

Sistema

Un sistema puede describirse utilizando muchas variables diferentes. La vida es un sistema. Y puede describirse. Estamos en ello. Eso si, el día que acabe la descripción, la vida carecerá de interés y tendremos que inventar otra.
No os precupéis, eso no sucederá jamás. Al menos antes de que nos de tiempo a saber cuales son esas ecuaciones diferenciales parciales que explican matematicamente todo. Mientras, hacemos películas, escribimos novelas o le robamos al prójimo las ideas.
Un buen sistema.

Nadismo

No fue un mal año aquel. Gracias a las tormentas de verano que asolaron mis cosechas, me ví en la obligación de pedir prestado hasta para comer. Mis amigos me dieron la espalda, mi mujer me enseñó su culo por última vez cuando me abondonó con uno de ellos, los bancos dejaron de saludarme siquiera, me embargaron hasta la funda de las gafas y perdí lo poco que me quedaba en el bingo del pueblo.
Aquel verano, con sus tormentas, me dejó desnudo del todo. Sin embargo, no fue un mal año.
Me convertí al nadismo. Ahora soy feliz junto a milones de seres que, como yo, no tenemos nada.

El sistema del mundo

El sistema del mundo se presentó una mañana en mi casa, poco antes de irme a trabajar y me dijo:
-El cálculo infinitesimal es la matemática de las tasas de cambio instantáneas, asi que ya lo sabes.
-Muchas gracias -le constesté
A partir de ese momento empecé a verlo todo tan claro, que al llegar a la oficina mandé a mi jefe a la mierda, le di el más deseado beso en la boca a mi compañera Milagros -que rechazó asqueada, claro- y dejé el coche abierto con las llaves puestas.
Hoy floto en el espacio, convertido en mi propia antimateria, observando como los humanos siguen sin entender el sistema del mundo.

miércoles, 25 de marzo de 2009

Tengo hambre, lagartija

Una lagartija salió de su agujero y se encontró con una cucaracha que venía corriendo desesperada, perseguida por una rata. Paróse la lagartija en medio de ambas y le dijo a la rata:

-¿No te da vergüenza, tú tan grande, abusando de la pobre cucaracha?

-No, ninguna -contestó la rata- tengo hambre.

-De acuerdo, querida amiga, pero eso es fácil de solucionar.

-¿Cómo, inteligente lagartija?

-Conozco un lugar donde todos podemos satisfacer nuestra hambre, sin que nadie nos moleste y sin tener que pelearnos entre nosotras.

La cucaracha asentía asustada aún y emocionada por la solución de la lagartija. La rata se estaba pensando la propuesta de la lagartija, y al cabo de unos segundos, dijo si, alto y claro.

Los dos animalillos emprendieron el camino trazado por la lagartija.

Al llegar a la puerta trasera de un restaurante, la lagartija se paró y dijo:

-Este es el lugar. Entrad por esa rendija y todo lo que haya dentro es vuestro. Eso si, tened cuidado con dos cosas: un enorme gato gris que ronda cerca de las basuras y con los cocineros, que como son humanos, todo lo que pillan lo echan a sus cazuelas.

Cucaracha y rata ya se dirigían animadas hacia la rendija, cuando la rata se volvió y dijo:

-Y tú, ¿no vienes con nosotras?

-Oh, no, yo no tengo hambre ahora. Volveré dentro de unas horas y ya me contaréis como os ha ido.

Al cabo de dos horas, cucaracha y rata formaban parte del mismo guisado, del que la lagartija estaba dando buena cuenta, regado con un excelente tinto de la Ribera y servido todo ello por el guapísimo gato gris que acechaba golosón el cuello de la lagartija.

Emociones

Antonio desconectó el televisor tirando del enchufe con rabia. Se trajo consigo la base, arrancándola de cuajo de la pared y con ella un buen trozo de yeso. Dio dos fuertes patadas al mueble del salón y se cayeron las copas de vino de la vitrina. Un patada más y decenas de vidrios rotos quedaron repartidos por doquier. Iracundo, dio con un codo en el filo de una columna y se rompió la articulación. Se echó a llorar de rabia, impotente y sin saber que noticia había motivado tal desastre.
Mi hijo es que es muy emotivo, pero tiene mala memoria. Yo, en cambio, lo recuerdo todo y ya he perdido la capacidad de emocionarme.

La misma corbata.

El día que quedamos me puse la misma corbata que llevé en su boda. Cuando me tiró de ella para besarme en la boca, comencé a sentir las manos de su marido en el cuello.

domingo, 15 de marzo de 2009

Carmen Camacho

Se le olvidó la realidad de tanto ver telediarios, dice la poetisa Carmen Camacho.

Es uno de sus nanopoemas que escribe como píldoras de poesía.

No hay tiempo para más. Lo empleamos en los telediarios y asi nos va, querida Carmen.

Los niños de mi cole dicen que...

...el tiempo es lo que gastamos en la vida, lo que el profe nos da para hacer el control de lengua, lo que mi papá dice que no pierda, las horas, lo que se acaba en los concursos de la tele, el tiempo cuando llueve, no ese es el del clima,...no sé, es algo fácil, está en los relojes, lo que nos rodea, mi madre no tiene nunca...
Los niños de mi cole tienen tiempo para estas cosas.

Concierto

Concierto de la banda en la iglesia del pueblo.
Desde el primer movimiento de la suite para banda de A. Reed, la iglesia empezó a girar, los que estaban sentados pasaron a estar de pie, los hombres a mujeres y viceversa, las estatuas y tallas tomaron vida y los vivos se paralizaron, todo cambió a su opuesto. Acabé con mi cuerpo convertido en S. Juan, metido en la segunda hornacina del barroco retablo del altar mayor.
Desde esa posición veía en contrapicado a todas las personas cambiadas de sexo, de posición social y hasta de estado físico. Siguen escuchando el concierto ajenas a lo que les está pasando.
Una masiva transformación de la física mas elemental de la que nadie, al parecer, es consciente. Al terminar la obra, con un extraordinario estornudo de los platos y el metal en estado pletórico, todo volvió a la normalidad. A esa normalidad del comienzo.
Me apeé del sanjuanismo en el que estaba pasando bastante frío y volví al banco de madera, ya yo, como todos los demás.
Terminado el concierto, un poco alterado, intento comentarlo con mi mujer, pero me hace el típico gesto de "deja de decir gilipolleces".
Me callo y miro a mi alrededor para intentar volver a ver a la preciosa chica que a mi lado se había transformado en la Virgen María.

miércoles, 11 de marzo de 2009

Conversación

Mi madre tenía una tía que se llamaba Consolación, pero cuando yo era pequeño, la llamaba Conversación, porque no paraba de dar palique a todo el mundo.
Consolación se murió hace muchos años.
En su epitafio pusimos: Esta es mi última conversación.
Eso siempre consuela.



El palo de Brasil

Languidecían las plantas que tengo en el salón. Intentaba cuidarlas con mimo y verdadera dedicación, pero no había forma. No conseguía que salieran adelante.

El pasado sábado en una conversación íntima con el poto, me dijo que la culpa la tiene el palo de Brasil, que es muy impetuoso y ha faltado al respeto a la violeta, tan delicada ella, y que el resto de las plantas que estaban dando flores, han decidido plantarse y están dispuestas a llegar al suicidio. No daba crédito a sus palabras, pero al fin, convencido, he regalado mis plantas a mi vecina Patricia, para evitar una catástrofe y en su casa están como primores.

Al palo del Brasil lo he aislado en la terraza a ver si calma sus apetitos desordenados, hombre!.

Reciclaje

Llegué a casa de Patricia con la intención de declararle mi amor y al abrirme la puerta, me dice que me vaya, por favor, que está con otra persona. Me cerró la puerta y en ese momento se abrió la de la vecina de enfrente, que me dijo:
-Reciclo amores, ¿pasas?

S y comida

El tema de la comida es muy socorrido. Es como el tiempo en los ascensores. Y además, cuando se habla de comida -casi siempre comiendo- se está más predispuesto a las relaciones sexuales. Lo dice un estudio de científicos ingleses. Y el refrán: comer y follar todo es empezar.

Sueño de cine

En la ciudad donde nací, existía un cine en la plaza Mayor que tenía el gallinero muy cuesta arriba, hasta el punto de que en las butacas más altas, tenías la sensación de que, al menor movimiento, ibas a caer rodando al patio de butacas.
Hoy he soñado que subía a la última fila de ese gallinero colgando de mi mano la persona que más quiero, arrastrándola casi. Una vez instalados en nuestras butacas hemos llegado a ver la palabra fin en la pantalla, impresionada sobre nuestros rostros, mirando fijamente a cámara.

Flores en el coche

Hoy he aparcado el coche bajo un pruno en plena floración. Al salir del trabajo todo él estaba cubierto de una fina y aromática capa de flores violetas. Me acordé de ti.

domingo, 8 de marzo de 2009

Propina

En el restaurante no cabía un alma. Ni una mesa libre, ni con la mejor propina a un maitre enfurruñado. Me quedé con el billete de 20 € en la mano mirando al tendido, cuando un pasavinos de acercó a mi y me dijo, como en secreto:
- Si me da a mí esa propina, le consigo una mesa, ya.
- Vale, chaval, es tuya.
Se guardó el billete en el bolsillo trasero del pantalón y nos hizo seguirle. Mayte -ante la cual tenía que quedar bien, especialmente esa noche-y yo, siguiendo al camarero, recorrimos un pasillo, pasamos delante de la puerta de la cocina, atravesamos el almacén de víveres, cruzamos la bodega y cuando ya, perplejos e incrédulos, nos creíamos víctimas de una tomadura de pelo, el camarero se paró ante una puerta tapizada con terciopelo rojo, la abrió y oh! lalá!: un reservado exquisito y elegante, refinado en todos sus detalles, se abrió ante nosotros, como si recién salido de un cuento oriental se tratara.
"El problema está en cómo mantener el equilibrio individual y social en medio de tantos desajustes. La paz interna que necesitamos, para afrontar los retos que nos tocan vivir, sólo nos la pueden dar la comprensión del momento en que vivimos, la aceptación de lo que es, el conocimiento de la complejidad de la realidad y sus manifestaciones, la humildad para reconocer que no sirven las respuestas simples ni las recetas, ni los dogmas, pues el reto es un nuevo reto."
Tendencias 21

Y a todo esto, ¿qué fué de nuestra cena, Mayte?
Se enfrió encima de una losa de mármol.

La dieta del pomelo

Se me resbaló el pomelo mientras intentaba hacerme un zumo. Pude cogerlo antes de llegar al suelo, pero la presión de mi mano lo reventó y me puse perdidos los pantalones del pijama.
Estoy harto de la dieta del pomelo. Siempre me pasa algo con ellos.

Mi mala relación con ese fruto me viene de lejos: mi madre fue la primera persona que vi haciendo dieta del pomelo y cuando llevaba más de una semana con ella, alguno de mis hermanos, y en especial yo, acababámos cobrando. Aún me resuenan las bofetadas que recibía por cualquier nadería.

Alex, mi primera novia, tambien usaba esta dieta despues de las comidas de cumpleaños y eventos similares y se excitaba tanto, que tenía que recurrir a mi amigo Pedro para, entre los dos, intentar paliar tanto deseo. Nos dejamos. Pedro lo sintió.

Mi primera esposa, que creo fué mi quinta novia, no hacía la dieta del pomelo, pero me amenazaba con ella, al menor asomo de una gota de grasa en su cintura. Me recordaba a Alex y a Pedro. Tambien nos dejamos.

Tras varios fracasos sentimentales, debidos o no al pomelo, resulta que ahora soy yo el que intenta adelgazar y de vez en cuando recurro a la dieta del pomelo. No me cabreo como mi madre, no me excito como le pasaba a Alex, no amenazo a nadie, pero siempre acabo tirándolos al suelo, reventándolos, manchándome, cortándome cuando los pelo, en fin, que no hay manera con ellos. Una mala relación emocional, digo yo.

Me paso a la dieta del huevo, ocurra lo que ocurra. Al menos, no tendré que hacer zumo con ellos.