sábado, 19 de septiembre de 2015

El paso a la palabra (P.A. 17)

La acción, la acción es lo primero y tras su paso, queda la palabra.
Justificar qué hicimos con las manos y las sombras, ateridas por el aire de la noche.
Contarnos al oído qué vimos entre telas y misterios de papel y golosinas.
Razonar emociones.
Imposibles que dejan las huellas bajo la piel y sobre el viento.
Hablar durante horas de cómo era su luz aquella noche: la acción da paso a la palabra.
Deja las palabras y pasa a la acción.

Este austero comercio con el viento (P.A. 21)

Este austero comercio con el viento.
Lo dice él y yo me callo, pues carezco de argumentos para rebatir las palabras de un sabio.
Este austero comercio con el viento.
Una vez más no me alcanza la razón y me caigo de bruces en los charcos de la vida.
Este austero comercio con el viento.
Es perder la parte más pequeña de los sentimientos que hace mil años se crearon en las dunas que el mar dejó en las playas, calientes como arenas de brasas invisibles, fervientes como pedregales sin sombrillas, desnudas como páginas de amor a quemarropa...
Este austero comercio con el viento.
Es más que eso, es una retirada, una rencilla amarga, un sombrero relleno de ideas insostenibles, es el trueque de tus prendas de amor y mis despedidas,...
Este austero comercio con el viento.
Es el viento, dice él, mas recio en sus posturas sobre todas las cosas de este mundo, que uno, que aún no sabe que mierda me va a tocar mañana, en la misma lotería, de la que sin llevar ningún número, te adjudican los premios más jugosos.
Este austero comercio con el viento.
Y es austero, que más puedo pedir, si no tengo un duro, ni de plástico, para fundirlo en los confines de las sábanas y en los miradores de cristal y aluminio.
Este austero comercio con el viento.
Y termino, porque empiezo a estar cansado de este absurdo discurso, disgusto, dispendio de tiempo y de lágrimas de arena, que todo se lo lleva ese mismo austero viento a su comercio.

domingo, 6 de septiembre de 2015

En el labio de otro (P. A. 23)

En el labio de otro estás
mientras miro como a mi alrededor,
se parte la pátina azulada,
del mar de otros veranos.
Me sabe a mar el olvido
de tu boca hacia mi boca.
A olas saturadas de sal
del traje de tu piel humedecida.
A viento,
planeando como alas de gaviotas,
la esencia de tu pelo.
A arena y conchas diminutas,
pegadas a tus pies.
A la mano que mecía mi sueño cada día.
A profundidad y frío,
lugar donde mueren enormes submarinos,
óxido y herrumbre como yo.
A moradas de algas verdes y azuladas,
como aquel traje en la boda de tu amiga...
Pero,
en el labio de otro estás,
como esa música,
que vuelve cada noche desde la marea.
A dejar en mis oídos la memoria
del viaje:
mi cerebro y su maleza.


Perfil de mar

Al fondo el mar,
horizonte azul de aguas movidas por el viento,
crestas de espumas rotas por el ayer.
Nada más para comprender el sentido de la imagen.
Frente a ellas tú...
catarata de cabellos ondeados por el mismo viento,
las olas de tu pelo,
espuma morena de sedosos hilos del pasado.
Y esa fina curva rojo pasión
trazada en tu hombro,
brillante joya dedicada al contraste del color,
que deja el todo en la posición precisa
para soñar, caer y volver a la nada...
Envolturas de la belleza viva.