jueves, 16 de abril de 2009

Harina

Era tal el odio que acumulaba en su alma, que la harina con la que amasaba se convirtió en veneno. Él tomó una de sus famosas galletas en la cena y amaneció cadáver.
Una muerte dulce, dijeron.

Ruido

El ruido procedente del piso de abajo, no me ha dejado dormir. Bajé alarmado y cabreado, con intención de aclarar o acallar y al ver la sangre mi voz se quebró y se me fundió la razón. Ahora, en la comisaría, no logro saber lo que se me pasó por la cabeza.

Macetas

¿Quién se esconde tras las macetas del salón? Las sombras que se mueven en la oscuridad tienen formas de extrañas raices. Y huele a humedad.

Un año

Tras un año de asperezas en su relación, ambos rompieron a llorar ante el cadáver de su amor.

La taza de té comenzó a vibrar súbitamente, mientras su corazón se partía en dos.

De madrugada

Para esa mujer, él era el desagradable viajero que llegaba de sus viajes en la madrugada del domingo.

Entre comillas

Después de su accidente, la palabra caminamos la escribía entre comillas

lunes, 13 de abril de 2009

Susana

Ilegible la letra de Susana. Ilegible para un idiota como yo, locamente enamorado , incapaz de leer su última nota: Vete a la mierda.

Venganza

En la carretera había dos pinos atravesados. Paré el coche, bajé y cuando estaba fuera, dos individuos me robaron. Quedé perplejo, con cara de gilipollas, mirando la incógnita que formaban los troncos. Recordé la película de Robín de los Bosques. Casi esperaba que apareciera con toda su banda. Pero no, ni Robín, ni leches. Me había dejado sin nada. Todo lo llevaba en el coche. Inicié mi camino de vuelta al pueblo que hacía unos kilómetros había rebasado. Cuando llevaba recorrido la mitad del camino me topé con mi coche ardiendo en el fondo del barranco. Y los tipos dentro. !Que se jodan!

Fiesta

Cuando ya no quedaba alcohol en la fiesta, se acerca R a mi oreja y me dice:

-Tío, estoy muy borracha, ¿me llevas a la cama?

La tomé entre mis brazos, alcé su peso como pude y al intentar llegar al dormitorio de sus padres, tropecé con la alfombra y caimos contra el suelo como dos fardos. Perdí el conocimiento.

A la mañana siguiente amanecimos en el hospital donde nos habían separado cual siameses hastiados.

Confidencias

Estoy con Stanley Walker cuando decía:
"Era un autor cuyas obras eran tan poco conocidas que casi eran confidenciales"
Ya está todo dicho.

Los colchones

Un clásico es decir, por ejemplo:
"Ay, si los colchones hablaran"