domingo, 23 de octubre de 2016

Poesía

Inútil la mirada puesta en el océano.
Las lagrimas van hacia las olas
y las palabras también huyen.
Las palabras esenciales,
las que perviven,
las inútiles, a veces,
por repetidas siempre.
Nada entiendo
nada soy.


domingo, 16 de octubre de 2016

Los girasoles

Girasoles inversos
colgados de las vigas
penden como cuerpos
reñidos con el agua.

Secos espartales
esperando hacerse soga
para ajustar su recta
en la curva de mi cuello.

Ejército de paja
desnudo y silencioso
en la densa oscuridad
del olvido y el cemento.


Pequeños

Una luna criba
la luz de la rabia
y espera deseosa
que salte la chispa

-o-o-o-o-o-o-o-o-

Hágase la luz
en la miserable
pupila
de la nada

-o-o-o-o-o-o-o-o-

¡Súbito, pronto!,
desliza en mis ojos
una ráfaga
de lluvia

-o-o-o-o-o-o-o-o-

Agua cero de acero
agua nieve de nieve
agua fiestas,
yo

-o-o-o-o-o-o-o-o-

Una guirnalda
al acecho
de tu cuello.
Perfecta noche.

-o-o-o-o-o-o-o-o-

Para volver atrás,
no necesita más,
que saber
que ha llegado.

-o-o-o-o-o-o-o-o-

Frente al blanco,
primera comunión
en la memoria
de la tinta.

-o-o-o-o-o-o-o-o-

Pasa un perro
escupiendo aceite.
Un coche
le persigue.

-o-o-o-o-o-o-o-o-

Por fin,
una salida
al fondo
del trastorno.


La piel del desierto

No he cruzado la piel de este desierto
para dejar las huellas de mis pasos,
olvidar entre las rocas los misterios,
ni devorar lunas de arena sin retorno.

He segado las hierbas agostadas
por la mirada púrpura del sol,
para dejar en los huesos la agonía
del calor eterno y la condena.

Qué más puedo decir del ruido,
insomnio del amor entre barrotes,
mi desierto deseo desolado
con candados de luz en la mirada.


La risa de cristal

Esa risa de cristal
que cruza el aire,
me acerca un beso,
un aroma de sal.

Presiento que es una señal,
un impulso de vida,
un espacio de luz,
la antítesis del mal.

El suero de la nada

Puedo dejar
que el suero de la nada,
planifique su ruta,
sin consultar
a la espalda de mis dudas
y mis manos.

Puedo ver
como se acerca el aire,
al oído de mis sueños
y me roza
la piel y me suspira.

Puedo sentir
si el calor me inflama,
la burbuja de vacío
me carga con su paso,
o los párpados
me pesan con el peso
de la muerte.

Puedo ser, para ser nada.

Solución final

Solución final,
búsqueda del fondo,
llegar cuanto antes a la puerta
y salir,
como de una pesadilla,
envuelto en sangre,
limpio de culpa.

Caminar descalzo,
con el pie atento,
cubierto con la niebla,
dejando las manos
sobre el arma,
para poner la mirada,
en la nuca
y destruir la nada.

Esperar
que tras certeras agonías,
el cuerpo cubierto,
el aire desplazado,
se incline ya,
definitivamente,
ante el último suspiro.

El adiós feliz,
definitivo,
anuncia un nuevo día
y anula
para siempre
el odio y la desesperación.

Última mirada,
ninguna lágrima.