viernes, 28 de julio de 2017

Wordpress poetry

Máscaras

Máscaras de hielo entre el asfalto,
negocios del negror bajo su manto,
ausentes entre músicas y cantos,
los seres del adiós desde lo alto,
reciben despedidas del espanto,
buscan en la luz el sobresalto
para hundir sus armas al asalto
y volver de nuevo con su encanto.
Seres místicos, almas de basalto,
dejad vuestras mentiras bajo el llanto,
sentid como ese clamor sin santos
es único en la búsqueda del salto.



Cartas

Hubo un tiempo en el que Alberto,
dejó sobre el papel cuadriculado,
del cuaderno azul, alambre de gusano,
unas páginas de notas y recuerdos
para que el hombre volviera unos minutos
a la vida.
Eran cartas escritas al aire
para que el olvido no borrara aún más
los recuerdos de tiempos grises
o los de las meriendas divertidas.



Empleo del verso

A María se le escapaban las lágrimas
por las comisuras de sus gafas.
Lloraba por la muerte de su poeta preferido
y sin embargo, en vida de él,
jamás leyó sus poemas.
Se dejaba llevar por su voz,
que la embargaba cada noche
al abrigo de las sábanas,
al calor de sus labios.
"Era feliz en su matrimonio..."
Cecilia ya lo dijo.
María no se acordaba de la canción.
Murió, presa de los versos
grabados en su piel.



En caso de ser descubierto

En caso de ser descubierto
el mar será mi refugio,
acudiré a los acantilados
a sentir el viento salado en mis ojos.
Lloraré cuando las nubes rabien
con  lluvia y  con relámpagos,
cesará la música en mis huesos
y me oiré llamar por los ausentes.
Vivir al descubierto para saber
cómo flotan las hojas sin ser vistas,
cómo se abren las heridas del ayer,
cuando no hay remedio en la memoria.
En caso de saberse perseguido
dejaré el sol para evitar las sombras,
me bañaré solo al atardecer.
Si uno de ellos viene a verme,
le miraré a los ojos y callar,
diga lo que diga, habré mentido.
En ese caso, ya sé que moriré solo.
Como todos.
Descubiertos.



Años de ruido

La llamada fue lo de menos,
un resorte en la cruz de mi memoria,
saltó al aire y descolgó mi recuerdo.
El teléfono estaba muerto,
número perdido entre la historia,
solo un eco lejano de mis sueños.
Descolgué, temblando mis dedos,
emociones girando en una noria,
y la voz, con un mensaje incierto.
Habla, por favor, dime quiero,
trasládame pronto a la gloria,
que deshaga ya mis miedos.



Confuso entre el amor y el miedo

Las noches se han vuelto confusas
entre palabras de amor y miedo.
Levanto la veda a mis pestañas
y me acercan a la luz de la cocina.
Abro el grifo y lleno un vaso.
Veo el frescor en mi garganta
y me siento a esperar una llamada.
Nadie se encuentra al otro lado de la calle,
nadie pasea entre los contenedores.
Nadie me llama tampoco hoy.
Será que no recuerdo ningún nombre,
será que se han muerto las preguntas,
será hoy otra noche más de desconsuelo.
Vuelvo a las sábanas deshechas
y me encuentro, de nuevo, con la noche
que espera impaciente mi regreso
para hablarme de nuevo del amor
y del miedo.



Naranjas para el pan

Solo tres naranjas por Navidad.
Un pan y tres naranjas.
Y los seis cenaron en Navidad.
Años de penuria.
Alimentaban, inútil fe
y silencio.
Vivieron para sus hijos.
Siempre hubo naranjas en Navidad.



En la puerta 

En la puerta, la noche, encinta de arrugas,
espera, impaciente, a su amante.
Soledad y misterio en el fondo del vaso
donde se  bebieron la vida sin derramarse.
Saludan las nubes y la luna se abre
en su camino de nieve.
Ellos saben que están solos.
Vejez de ojos en cuevas de papel,
apurando el aroma de las lágrimas.
La noche y él, esperando en la puerta
que un poco de luz ilumine
el corto camino que queda.



Amanece

Amanece revuelto el mar de las nubes
y el de los sueños.
La radio me confirma donde vivo.
Sonámbulo camino.
Desayuno.
El odio como titular,
me deja la garganta reseca
Vuelta a empezar.
La acera llena de niños.
Esperan que el autobús
les lleve al patio de sus juegos.
Sus madres me miran
mientras arrojo la basura
y la radio al contenedor.
Está lleno.
Los niños se van,
las madres se quedan
en el café de la esquina.
Me vuelvo por si han dejado
alguna risa.
Nada.
Quizás mañana
a la misma hora.



Asombro y asombro

La primera vez es siempre nacer.
Nacer sin nada puesto
y probar que es esto de la nueva vida.
Sin embargo, aunque llegues de nuevo,
vienes con algún traje puesto.
Si fuera tan fácil,
nacer siempre desnudo...
como un río,
siempre nuevo,
siempre el mismo,