miércoles, 18 de diciembre de 2013

Varios Indicadores Para la Soledad

Indicadores de la soledad,
una forma más de ver el mundo,
desde el solo yo,
que mira
perplejo,
la belleza de unos ojos,
que ahora lloran,
que ahora ríen,
que preguntan,
que indagan,
que apasionan hoy
y enamoran para siempre.

Siéntate a mi lado
y deja que pasee junto a ti,
la soledad del soñador,
la tristeza del buscador,
la persistencia del inconsciente.

Toma tu porción de ausencia
y
deja que sobre ti resbale
la niebla de los días,
que alcanzarás a ver la noche,
con los ojos de la risa.

Varios indicadores para la soledad.
Olvídalos todos
y
disfruta.

¡Es tu vida!
 

miércoles, 13 de noviembre de 2013

La tristeza

Me escribo: estoy triste.
La tristeza es una página en blanco
a punto de llenarse de lágrimas apasionadas,
vertidas desde el interior de un cuerpo agotado.
Es una laguna cubierta de palabras,
escritas con tinta azucarada,
evocadoras de los mejores momentos
que la memoria puede regalarte.
Es un texto con nubes enlazadas
en el espacio virtual de nuestros sueños.
Es una canción de cuna,
para dormir a los dueños de las manos que la tocan.
Es una enredadera de dedos delicados que acarician la piel...
No es tristeza.
Es magia.

miércoles, 2 de octubre de 2013

como una...

"como una piedra que hace añicos
este muro de sol"

Hay un muro de sol, también de sal, también de sed,
todo ensamblado, formando la misma pared,
que se derrama como un sólido talud hacia el mar.
Cuelgan sobre él las láminas de ceniza y barro,
que me traje del último verano de mis sueños,
con el traje pintado por los salmos,
las caricias selladas en mi piel,
y el espacio de luz resplandeciente.
Este muro de sol y sal,
que se hace añicos
con las piedras de letras y silencio,
que busca en la distancia
el hueco, el calor y el infinito.

viernes, 20 de septiembre de 2013

calderilla de tristeza

"ven
a por la calderilla de tristeza
que tengo para ti"
Esa profunda negrura de unos ojos
marcados por la seda y las ondas de la ropa,
deja el aire cargado del misterio
que respira en los adentros,
para vivir más del modo imposible
en que no vive.
Palabras para el sueño y la tristeza,
dividida y enlazada en coordenadas de tiempo,
rotas en el borde del espacio que se curva
y  vuelve,
negro, de nuevo,
al mismo lugar donde los océanos
giran al compás de los deseos.

jueves, 4 de julio de 2013

Qué efímero ese maldito tiempo...

Tan poco y tan intenso,
que apenas abres y cierras los ojos
y la belleza se ha transformado
en una ráfaga de calor en los ojos,
que ciegos,
vuelven a la realidad y perplejos aún,
retornan al mínimo y cercano pasado
y descubren que tantas cosas han quedado por saber...

martes, 21 de mayo de 2013

148 y en inglés

I have come so far for you,
the voice
that echoes back to me
is no longer my own

No se si he llegado lejos,
no se siquiera si he llegado
no se siquiera,
no se,
no.
Quisiera no ser,
quisiera no ser  ni mi voz,
quisiera que mi voz no fuera,
no fuera a ser que quisiera
ser voz,
labios,
garganta,
eco,
resonando en mi,
hasta perder la capacidad de oír.
Tan lejos,
para ver flotar las bolsas de papel,
en la superficie del vertedero,
mientras se abren huecos,
entre las letras de los anuncios.
Tan lejos.


martes, 14 de mayo de 2013

Mi pequeña muerte.

Fueron cuarenta minutos de dulce muerte,
tiempo que comenzó con el placer de quien se duerme,
feliz y despreocupado, a sabiendas de que no importa lo que suceda después.
Sentí, tumbado en la estrecha camilla del quirófano,
que un sueño maravilloso se desplazaba por mis venas
y cegando mis sentidos, anulaba la capacidad de sufrir.
Ni el más mínimo dolor, ni el más pequeño resquicio por el que pasaran las sensaciones, el cerebro muerto para la realidad, inútil en su comunicación con el exterior, anulada mi consciencia y mi conciencia,...
Desperté somnoliento y embotado y poco a poco fui volviendo al mundo que mis sentidos me mostraban y, de nuevo, a lo de siempre, mi yo de todos los días, más una hendidura transversal en mi vientre, cubierta de gasas y esparadrapos.
No quería volver, aquella última sensación de felicidad y placer absoluto, es el mejor recuerdo y así quisiera que fuera mi muerte, quisiera que aquello hubiera sido mi muerte.
Porque ahora, herido, dolorido, roto, grapado, he de volver al mismo lugar de los malestares de siempre, a esperar que de nuevo, más tarde o más temprano, en otro quirófano, tenga que volver a sentir otra pequeña muerte, quizá, por fin, la definitiva.

miércoles, 3 de abril de 2013

Lluvia gris

Llovía desde el mar
gris como un torrente de lágrimas
y en la lejanía de los verdes,
una vida llegaba al fondo del abismo
y alejada del dolor por la química
y el bosque,
se perdía para siempre en las cenizas del tiempo.
Llovía hacia dentro
como el llanto contenido tras la caja de cristal
y ella nos miraba
dejándose la memoria de su vida
colgada de los hombros de sus hijos
 y en la frente de su amor,
roto porque esto ya se acabó.
Se va sola como todos nos vamos,
cada uno hacia su agonía,
cada cual a su misterio,
cada cual llevando en soledad su vida y su muerte.
Adiós MC,
te veremos siempre en el aire de Lisboa,
en el viento de Estambul,
en la lluvia gris
que ahora cubre la ciudad
que te vio partir.

sábado, 9 de marzo de 2013

Paracetamol

Tengo alucinaciones,
la fiebre me produce distorsiones de la realidad
y llego a creer que todo me va de puta madre.
Esta bien esto de tener fiebre.
He tirado el paracetamol.

El pantalón negro.

El pantalón negro de algodón tiene una deformación en la zona de las rodillas, que hace que cuando estás de pie, parece que tuvieras en tus piernas unas extrañas prominencias, deformaciones de las articulaciones, que, dado que se mueven con el viento, parecen dos bolsones llenos de aire, dos rodilleras flatulentas.
Resultan bastante feos y patéticos, pero son los mejores que tengo. Mejor dicho, no tengo otros.
Cuando Isabel me ve con ellos, quiere que no me los vuelva a poner, que me los quite al menos cuando estoy con ella, que solo los use si voy a su huerto a limpiar las malas hierbas, pero a mi me gustan, porque son muy cómodos y me hacen sentir libre.
Es por la contrapartida de tener que llevar todos los días el traje con la raya planchada y derechita, el abuso de la empresa en su mandato sobre nuestra forma de vestir.
Y el caso es que si tengo que comprarme el traje para ir a trabajar, no me da para comprarme otra ropa, asi que me paso todo el tiempo en el huerto.

Mi paraguas

Seguro que la lluvia de estos días viene bien para que Isabel tenga unos buenos tomates esta temporada. De hecho, estaba muy contenta el pasado jueves cuando a la hora de la siesta llovía a mares. Y ella, desde la ventana de su cuarto, lanzaba sonrisas de satisfacción al cielo plomizo y al suelo mojado.
Isabel sabe el famoso refrán sobre la lluvia y los gustos de cada cual, por eso, me consuela por mi desagrado con el hecho de mojarme al salir de trabajar, con esa mierda de paraguas para emergencias que tengo en la oficina, al que ya solo le quedan un par de varillas enteras. Cuando llego a su casa, mojado el pelo, los calcetines y hasta la camisa, me larga el discurso de los beneficios que este meteoro tiene para su huerto-planeta.
Me desnudo y meto toda mi ropa empapada en su lavadora-secadora y mientras vemos como el tiempo y otras cosas se derraman a nuestro alrededor, mi ropa está lista para ponérmela de nuevo.
Asi que, claro, en estos casos, prefiero que llueva.

L. p. g.

Me duele hasta el dobladillo de los calzones,
un dolor como un astro sin luz,
sin esperanza de que desaparezca,
pegado por dentro de mi piel,
y cuando me muevo,
o toso,
o hago el más mínimo amago de cambiar de posición,
se lanza a mis entrañas como un oso hambriento,
y me muerde por dentro las moléculas,
dejando todo mi cuerpo,
como un periódico viejo,
asqueado de arrastar su propia vida, inútil ya,
arrugado y grasiento por todos los usos que ha tenido,
contra su voluntad.
La puta gripe,
que pasará en algún momento,
pero lo que deja su imborrable huella
-tantas cosas ya-
sigue haciendo el mismo efecto.
Y ahí sigo,
tomando muchos líquidos
-algunos corrosivos-
a ver si se ablanda
l. p. g.

viernes, 8 de marzo de 2013

Las zapatillas azules.

Y ahora, 
que me lloran los ojos 
y me rasca la garganta como un estropajo de alambre, 
solo veo mis pies embutidos en unas zapatillas de paño azul, 
que me están grandes 
cuando me levanto aún medio dormido a media noche, 
o cuando ya ha sonado el despertador, 
las siento moviéndose bajo mis pies, 
dando la sensación de que lo que realmente pretenden es hacerme perder el equilibrio, 
que me caiga al suelo, 
me destroce una muñeca y no pueda ir a trabajar y así dedicarme enteramente a no hacer nada, 
de nada. 
Benditas zapatillas de abuelo prejubilado, 
que ya no tiene fuerzas ni para decir que si 
a quien realmente está deseando decírselo. 
Inconvenientes de la vejez. 
Ojalá me dejen en el suelo una de estas.

Los dichosos calcetines


Se me caen los calcetines

y creo que es el alma que se me cae a los pies,

pero no, la puñetera alma está pasando revista a sus pecados,

cometidos en nombre de todos los dioses desconocidos,

y las veces que he incumplido sus mandamientos,

como por ejemplo, decir que si y luego convertirme en el rey del escapismo,

aunque la promesa fuera una cama enorme,

donde tendría que quitarme los calcetines,

para no hacer el ridículo intentando hacer el amor,

a la mujer mas bella que nunca haya amado.

¡Putos calcetines!.

Citas largas de P.A.

No creo haber estado nunca más indiferente hacia lo que me rodeaba que aquella noche, más encerrado en mí mismo, más ausente. Nada parecía real aparte de mi propio cuerpo, y mientras estaba allí tumbado, inmerso en aquella disociación, me puse a imaginar obsesivamente los circuitos de venas y arterias que se entrecruzaban en mi pecho, la tupida red interior de sangre y grumos. Estaba a solas conmigo mismo, escarbando en mi interior con una especie de conmocionada desesperación, pero también me encontraba muy lejos, flotando por encima de la cama, por encima del techo, por encima del tejado del hospital. Sé que no tiene sentido, pero mi estancia en aquel recinto, encajonado entre los pitidos de aquellos aparatos y los cables prendidos a la piel, fue lo más parecido a no estar en ninguna parte, a encontrarme a la vez dentro y fuera de mí mismo”
Paul Auster. Brookling Follies

En general, las vidas se esfuman. Una persona muere y poco a poco todo rastro de su vida desaparece. Un inventor sobrevive en sus invenciones, un arquitecto está presente en sus edificios, pero la mayoría de la gente no deja tras de sí monumento alguno ni logros duraderos: una estantería con álbumes de fotos, la cartilla de notas del colegio, el trofeo de una bolera, un cenicero birlado en un hotel de Florida en la última mañana de unas vacaciones vagamente recordadas. Unos cuantos objetos, algunos documentos, y unas cuantas impresiones causadas a otras personas. Estas últimas siempre tienen historias que contar sobre el muerto, pero las más de las veces se mezclan fechas, se suprimen hechos, se distorsiona cada vez más la verdad, y cuando a esas personas les llega su turno de morir, la mayoría de las historias desaparece con ellas.”
Paul Auster. Brookling Follies

viernes, 22 de febrero de 2013

Cápsulas de tiempo

Necesito, querido amigo, que me prestes, pues urge, una caja de tus cápsulas de tiempo, que quiero mezclar mi sangre con esa especie de sanguijuela azul que prendes de tus células y fragmenta codiciosa todo lo que toca.
El tiempo que abarcas con tus dedos es más fuerte que el puente que saltamos, cuando borrachos, accedimos a la misma mujer que nos miraba impertérrita y distante.
El tiempo que tú manejas es el que robamos juntos tras saltar las verjas de la muerte y ahora tú atesoras encapsulado entre los dedos de tus amantes.
Me has dejado solo ante el sufrimiento por el desgaste de mi cuenta temporal, y ya no tengo fuerzas para vencer de nuevo las tormentas, aquellas que antaño despejábamos a espadazos de palabras y de alcohol.
Solo préstame, mejor, ponlas en mi cuenta con la vida, y ya no volveré a molestarte más, no tendrás que sentir de nuevo el peso de la culpa cuando te llegue mi aliento cuagulado, por la falta de aire y de esperanza.
Anda, no seas cabrón, déjame que me lleve a los labios una parte muy pequeña de tanto que te sobra.
Solo es para usarla con este último temblor que me ha hecho querer vivir de nuevo.

lunes, 18 de febrero de 2013

Definición

Me acostumbré muy pronto a llamarme por mi nombre, a solas, cuando tú escondías las botellas y me gritabas mentiras que solo oían los vecinos. Me llamaba imbécil a mi mismo, como se llama al perro que camina contigo y no suelta ladridos cuando debe y se mea en tu alfombra, para dejar prendido su olor en un territorio valdío de emociones y de búsquedas.
Imbécil, por no saber si definirme era asi más corto y más eficaz a los ojos de todos tus amigos, familia y demás corte de sabios, predicándome de lunes a domingo mi inútil lucha, con esas vidas precipitadas en los andenes de los trenes que parten absurdos, en vías tangentes a círculos de oscuras piedras, clavadas en la cenicienta pradera del temblor. (La lógica se pierde en este pozo)
Imbécil, como yo, metido a brujo en tu rueda, modelada por el agua y el viento que sin dejarme vivir, me aparta a mi rincón etílico y febril. Para todo hay salida y sin embargo...

Aliento

Joder, no se si era tu aliento o el mío, 
nos quemaba en la boca el recuerdo a ginebra de la noche,
copa tras copa hasta agotar la botella
y ahora mezclado con nuestra saliva,
rezumamos hielo y fuego al mismo tiempo.
El alcohol nos dejó perdidos en la náusea
y no podemos levantar el vuelo de nuestros hábitos diarios.
Duermo y no sueño,
sueño y no puedo mirarte,
mis ojos, señales perdidas de tráfico
volando en tus pupilas vacías,
cargando toneles de verbos y sombras
sin fuerzas, ni ganas,
sin cables, ni aire.
Ya sin aliento, no puedo llorarte.

martes, 12 de febrero de 2013

Allí pasé la noche

Allí pasé la noche, envuelto en las garras
del olvido
con el aire cubriendo mis dedos
ateridos
aferrados a esta pluma que
te envío
por no saber aún cual es
mi sitio.
Me saben a nácar
encendida
las puestas de sol de las
caricias
como el calor de la lana de la
risa
o las flores del pecho
desvestidas.
Ahuyento como puedo estos
pesares
que me pierden en tú sabes qué
lugares
y la esclava condición de mis
andares
me transporta siempre a ti.
o a los bares.

martes, 5 de febrero de 2013

Citas

Cada hombre contiene varios hombres en su interior, y la mayoría de nosotros saltamos de uno a otro sin saber jamás quiénes somos.
No podemos vernos muy a menudo, ya sabes cómo son estas aventuras clandestinas. Tantas mentiras que decir, tantos apaños que hacer. Pero siempre que lo conseguimos, salta la vieja chispa. Pensaba que se me habían acabado esas cosas, que ya estaba para el arrastre, pero ... me ha rejuvenecido. La piel desnuda, .... . Ésa es la única cosa por la que vale la pena vivir.
...cuando una persona es lo bastante afortunada para vivir dentro de una historia, para habitar un mundo imaginario, las penas de este mundo desaparecen. Mientras la historia sigue su curso, la realidad deja de existir.
P.A. Brooklyn Follies





Me gustaría seguir sacando la fuerza, la dulzura y la alegría de estos últimos tiempos....las únicas armas para combatir la impotencia...

La ventisca alimenta el azar (P.A. 21)

Siempre el invierno, siempre enero, goteando hielos en las madrugadas, limpiando el aire, dejando los cristales en la piel y los cabellos. Viento, ventisca, movimiento perpetuo revolviendo el ánimo, donde anidan los impulsos, los instintos, los deseos, los sueños. Imprevista la noche aquella en la que hasta la niebla se abrazaba a nuestro azar, imprevista la ventisca robando el calor de los motores, alimentando el glorioso revolver de tus vestidos, envueltos en la noche.

Ata la lengua a sus errores (P.A. 21)

Ata la lengua a sus errores, como él mismo se ata a lo que ama, buscando una sombra de elocuencia en las montañas y en los tajos, perder siempre en los recodos más amargos de rutas que abren otros ojos y desnudan otros brazos. No importa el río que danza veloz con sus aguas entre pájaros, no importa su ruido de misterios y de gotas, siempre las mismas, que descarnan arenas orilladas a la noche. No importan las palabras equívocas como lanzas sin destino, fugaces, al azar, como esa interpretación que tú haces de las nubes. No importan más que los errores, las quejas, las dudas, los celos, los miedos, los arrepentimientos, las culpas, los sentimientos todos opuestos a la gracia del brillo de tus ojos alejándolo todo, cercano al cráter, boca del volcán donde cenizas huyen. Pasmada la lengua, yerta, unida por siempre a sus errores.

sábado, 2 de febrero de 2013

Han memorizado la derrota (P.A. 13)

Mis células han memorizado la derrota, hasta tal punto, que conocen como es su amargor antes de registrar en su adn las huellas del aire, el paso del oxígeno y los ecos que dejan las míseras voces que llevan por mensaje la condena.
Y en esta condición de perdedor, visto el traje de salir a conquistar la tierra y camino por el borde de la acera entre la velocidad de las motocicletas y el paso anciano del vecino del tercero.
Aún me queda calderilla de amor en los bolsillos para comprar unos gramos de consuelo, a quien igual que yo, lo único que lleva en la memoria es la derrota.

Yo te nombro desierto (P.A. 11)

Desierto y nada más, asi, como el de Miguel, desierto y sin arena. Yo te nombro y apenas sale de  mi boca tu nombre, te has convertido en sol, arena, calor, polvo, huella, viento, luz, ceguera, pérdida, desierto solo y nada más. Y es todo al mismo tiempo, lo que fue y no pudo ser, lo que dejó atrás el fulgor de la tarde y el helado temblor de la noche, la búsqueda del alimento que engañe el hambre, palíe la sed y rellene de nuevo el pozo con la nieve y el frío de todos los  misterios que nacen bajo la flor de la arena. Esa cobertura de apariencia, ese disfraz, el camuflaje perfecto en esta lucha por la superviviencia.

La luz siega las olas (P.A. 11)


Si, ese tiempo que dejamos volar entre los bordes de impresos negros de papel mojado, ese tiempo de palabras y deseos entrecortados, ese tiempo de nácar y cabellos satinados, ese tiempo de mirar y no ver nada. Ese tiempo era la luz. La energía que lo es todo, la fuerza del presente, la ausencia de futuro, el innoble oficio de la memoria. Ese tiempo era la mar, que vuelve con las mismas olas a rizar la arena, puesta a secar bajo los pies y nuestras huellas, hundidas hasta el fuego. Ese tiempo, transporte de todo lo vivido, molécula mortal, siega las olas, como la luz. La misma cosa.

Moteada de aire (P.A. 9)


Pregunto cuando será el día en que una ráfaga de viento,
acabe desplazando las nubes que oscurecen
las páginas absurdas de mi vida,
apartando esa colección de imágenes antiguas,
complejas y amarillas,
dejando apenas sombra o aire o nada.
Cuando será,
me llamo y me pregunto,
y apenas acierto a ponerme en pie,
entre la selva de helechos, que húmedos,
llagan mi barbilla.
Como voy a saber que está sucediendo en el horizonte,
si apenas logro imaginar mis propios pies
caminando perplejos entre el barro,
pegado a mi conciencia como una pátina de acero perturbador.
Moteada mi memoria  por halos de frescor,
suplico una sola verdad a esas huellas,
que dejan tras de si hondos misterios,
aun por resolver.

martes, 29 de enero de 2013

Cambiar roca por savia (P.A. 9)

Cambiar roca por savia,
verter sobre mi vida lava,
hacer que hierva el suelo,
volver a las miradas:
Y mas cuando la siega ha comenzado,
soltando hacia los aires las hoces,
los huesos y las mieses enredadas en el cuerpo sin migrañas,
en la máscara de hielo sin dolor y sin espadas...
Cambiarlo todo por nada,
y empezar a recordar
como fracasa el agua
entre las rocas enredada:
Más azul entre las ramas,
más raíz entre la savia,
más dulzura espectante y esperada,
más calma,
más anhelo de cuellos enredados,
bajo las sombras de robles y de nardos,
más magia...

viernes, 25 de enero de 2013

Tu cuerpo es mecha (P.A. 7)

Tu cuerpo es mecha, cadena, ruido, silencio, aroma, espacio, cerradura, arma, alma, armazón, número, ecuación, sistema, estrella, casa, nada y todo.
Tu cuerpo es mecha: arde, camina, habla, cierra, habita, dispara, siente, escucha, ordena, desarma, ilumina, acoge, vuela y calla.
Tu cuerpo es mecha y mas que abrir camino a la explosión de los labios, espera su dulzura y se alza en la humedad para dejar que los largos dedos de la pasión se vuelquen en él y estallen como eternos caminos en el firmamento y su respiración.
Tu cuerpo es mecha.
Déjalo que prenda.

Mi ausencia en la aridez (P.A.7)

Mi ausencia en la aridez,
la ausencia de tu voz,
porque siendo origen y sendero
de todos los viajeros
que no buscan más que el sueño,
me vuelven a la casa
tus ecos y las sombras del pasado,
el desierto que tuve que cruzar
solo cuando estando no estabas,
esa aridez del suelo cálido
esa araña que retorna a la arena,
y lleva entre sus mandíbulas
los instrumentos necesarios
para morder entre las muescas
de mi rifle apostado
en las colinas, en las dunas
de este seco y místico desierto,
de la soledad y el deseo de subir
a la grupa y a las alas
que mas da,
si lo que importa es viajar.
Mi ausencia,
y al lado de mi mesa
tú, con tus labios rojos
y las medias negras
dejando un reguero de aromas.
Me persigue la aridez.

martes, 22 de enero de 2013

Se niega a confesar (P.A. 5)

Se niega a confesar
y busca excusas entre la nieve y la distancia que le ofrecen las mismas palabras que la noche anterior ocultaban el paisaje de la vida entrelazada con los sueños y los deseos abatidos por la soledad y la desesperanza
Se niega a confesar
para no tener que acudir a los juicios que amigos y poetas de la calle le hacen sentir entre los dedos de plástico y pintura maloliente pegadas a las rocas de los anuncios
Se niega a confesar
que le dan miedo las manos cercanas en los tanatorios donde yacen suicidas de amores imposibles y gestos agotados en el tiempo de correos y trastornos
Se niega a confesar
como solo circula entre electrones y amigos que devuelven el océano de humo a la última página de los libros que nunca han leído ni leerán
Se niega a confesar
pero sigue vivo y ya no llora
solo se niega

sábado, 12 de enero de 2013

Liberado de las cosas casi invisibles (P.A. 245)

Liberado
por fin de las rocas pegadas a los trinos y a las mayúsculas
de
los racimos verticales de la música tendida al sol y al viento
las
causas primitivas de todos los errores que matizan los espejos
cosas
imposibles
cosas invisibles
liberado al fin:
errático sin las cadenas
frío sin las ataduras
inerme sin los grilletes
invisible
inviable
invariable
por fin.

El tiempo empezaba a faltarle (P.A. 245)

El tiempo empezaba a faltarle
un siniestro recorrido por los pasillos ocultos de los hipermercados
llevaba entre las alianzas de oro y espectáculo a un día perdido
entre tantos.
Faltaba el tiempo y para él,
como falta la risa en las pizarras,
decidido a suspender el vuelo de sus ávidos sueños y sus páginas
entre tantas.
El tiempo y sus comienzos:
estallido de crisis permanentes
regidas por los magos que escupen fuego y hacen malabares
que nadie cree.
Falta el tiempo
decía escondido entre el coro de ruinas y escayolas
pátina de espacios, ángulos y pérdidas de simetría
para al poco
volver sobre sí mismo ausente de palabras
y envuelto en la lógica imposible
del plástico de los relojes.
Acusado de perderlo entre los mitones de sus manos ateridas,
refugia su poder en la mirada y solo él sabe
que más alla del minutaje de las fábricas,
está el carcelero que reparte rodajas
de tiempo entre los presos
de las máquinas.
El tiempo empezaba a faltarle
y ante ello poco pudo hacer con los gritos:
imposible empresa de esperanza.

jueves, 10 de enero de 2013

A mis ojos jamás (P.A. 245)

A mis ojos jamás
llegan palabras enteras
como por ejemplo sed o rabia o música
porque son tan largas tan inabarcables
tan infinitas
que mis ojos se llenarían de lágrimas
si acaso
atisbara a percibir tan solo
una milésima por millón de su significado.
Como por ejemplo

Unos pocos jirones de blanco (P. A. 245)

Unos pocos jirones de blanco
abren paso con firme voluntad de permanencia
entre ocres, rojas y oscuras pinceladas
de niños que gritan perdón para los justos.

Casi perdidos entre montañas de azúcar e insulina
bracean contra el viento entre banderas descosidas
que exponen su inútil voluntad de pervivir ante el futuro.

Casi sueños entre nadas de plástico flotante
en el mar más lejano
que impiden navegar al oxígeno
de pulmones agridulces.

Casi dedos, huecos entre esponjas y perfiles
de aluminio por donde se cuela el viento
helador de las mentiras
que afilan las uñas de las venganzas
y se quedan a esperar lo que acontezca.

Casi harapos, almas desguazadas
posando para el fotógrafo del tren
que se despide de todos nosotros,
agitando sus carretes desnortados,
cabelleras renegridas,
infinitos mechones retorcidos,
mas que la memoria que deja para siempre, atrás,
su inútil permanencia
y su deseo de desear el blanco eterno
de esos pocos remiendos de su ropa.

Apenas sin ser visto (P.A. 245)

Apenas sin ser visto
cargando con océanos de penas,
llagado por estatuas liberadas del cartón
y presto a sucumbir ante los puentes.

Se acerca: a renglón seguido de las cornisas
con las palabras de la cárcel
cercanas a la celda más oscura.

Se agacha: puntas de acero en el filón
de los periódicos tirados por el suelo
en la húmeda madera de los sueños.

Se sumerge: muerte sin pasión en las ventanas
lanzada como fuego en las orillas
de la mar de los olvidos más severos
enterrados por los niños en la playa
sin aceras y sin músicas pretéritas.

Se axfisia: torrentes de libros retorcidos
bajo las espinas de ropas orientales
que no aguardan ni los azules ni los fríos

Apenas sin ser visto
descuidado, sin alivio, sin peines ni cabellos,
silencioso
se va escondiendo entre los brillos
de las brasas que huyen de tormentas
violáceas
que escupen hielo
entre las sombras...

Sin ser visto.

miércoles, 9 de enero de 2013

La niebla

Hoy amanece con niebla en los ojos de las gentes,
una gruesa capa de ceniza cubre las miradas,
como una pesada caja de cartón con despedidas.

Hoy el mundo se vuelve mortecino y misterioso,
porque los cielos de la nada se expanden a sus anchas,
dejando tras de si bóvedas de enigmas y torturas.

Hoy huyen los negros miedos que me calman
porque los ojos se cerraron con la niebla
y antes de abrirse piensan en otras cálidas miradas.

Hoy, ventanas y puertas, cerradas, tristes,
se evaden como fantasmas, en su función imposibles,
porque nadie tiene las llaves y todo está olvidado.

Hoy, a pesar de todo ello, la niebla se disipará,
si hermosas palabras se encuentran y se funden,
diversas energias que convergen y se unen en la luz.